Modestamente, ejem, ejem, mi pálpito se cumplió; el domingo pasado español Fernando Alonso se quedó con el campeonato de pilotos 2006 de la Fórmula 1 y como tituló el diario Marca, “jubiló” a Michael Schumacher, quien se quedó con las ganas de retirarse ganador. Fernando demostró que tiene pasta, que saber manejar y que contó con un equipo que tomó las mejores decisiones. Claro que la cuota de suerte siempre debe estar, y en este caso jugó a su favor, y en contra del alemán.
Lo que daríamos los argentinos por tener nuevamente un campeón en la máxima, ¿no? Mientras no haya una política de apoyo del Estado a través de la Secretaría de Deportes y de las grandes empresas, eso seguirá siendo un sueño. Si el señor K quiere imitar a Juan Domingo Perón, que deje de un lado la demagogia e imite lo bueno, por ejemplo financiando a pilotos jóvenes en el exterior y al mismo tiempo hacer conocida la Marca Argentina a través del deporte. Juan Manuel Fangio y Froilán González le deben mucho de sus campañas en Europa a Perón, y gracias a ellos se conoció dónde quedaba la Argentina. Hoy tenemos a pilotos talentosos pugnando por una posibilidad en alguna categoría europea que deben hipotecar sus casas sólo para probar suerte. El caso del neuquino Camilo Echevarría sirve de ejemplo: con apenas 15 años, un apoyo mínimo y puro talento, consiguió un lugar en el Education and Coaching Programme de BMW que el año que viene le permitirá aprender a conducir un monoposto de última generación y estar en contacto con los pilotos de Fórmula 1 de esa escudería. Todo lo que consiguió hasta acá fue a pulmón (cuenta con el apoyo de su provincia y algunos sponsors) y gracias al padrinazgo del Ingeniero Sergio Rinland. Si alguna vez llegará a la F-1, si accederá algún día a un equipo competitivo, si podrá pelear un campeonato y quizás a ganarlo nadie puede asegurarlo. ¿Pero si al menos se hace lo posible para que tengas chances de que algo de esto suceda?