Montoya es feliz en la Nascar y desafía a Schumacher

Cuando el año pasado dejó sorpresivamente la Fórmula 1 para anunciar su pase a la Nascar, casi nadie entendía su decisión. Es que pocos en el mundo parecen comprender que debajo del casco y el buzo antiflama hay hombres de carne y hueso que además de pisar fuerte el acelerador también sienten.
Juan Pablo Montoya sintió que era momento de cambiar de vida, más que de categoría. No lo tentaron de repente más los autos con techo que los monoplazas, lo tentó seguir corriendo (que es lo que le gusta), compitiendo en el alto nivel, en una categoría súper profesional pero sin la presión del gran circo y con la ventaja de estar cerca de los suyos. Es latino, no hay nada que hacerle, la familia le tira.
Él mismo se encargó de aclararlo recientemente al semanario El Espectador: “La verdad, volví a ser yo y la gente está orgullosa de lo que hago. Es muy divertido y los autos de Nascar son muy bacanos (divertidos) de manejar”. En otro pasaje agregó: “Vivo en Miami, estoy a tres horas de Bogotá, a tres de Medellín, juego golf, tengo amigos, mi familia y la de mi esposa Connie vive en Miami, y aunque en Nascar son más fines de semana y es más duro, no sé. Prefiero mil veces estar más días en un auto, pero corriendo”.
Michael Schumacher, del que no quedan dudas tiene una temperatura corporal muy inferior a la del resto de los seres humanos, no entiende a su colega. Y el otro día declaró al New York Times que él no hubiera tomado la determinación de Montoya. “¿Qué hacés en Nascar? ¿Qué tiene de emocionante? No lo puedo ver, sólo manejan alrededor de óvalos”.
La respuesta de JP no se hizo esperar y le dijo a AP: “En América, Schumacher es un don nadie. La gente no entiende el gran reto que supone este estilo de competición. Deberían llevar a Michael Schumacher a Homestead (un circuito ubicado en Florida) y decirle que permanezca a medio segundo del ritmo de carrera… le daría un ataque al corazón”. ¡Durísimo!