Luego de participar de eventos de lanzamiento, no solemos anticipar sensaciones de manejo porque habitualmente no recorremos más que un puñado de kilómetros. Sin embargo, en el caso que nos convoca, literalmente nos cansamos de viajar a bordo del C4 Cactus.
Durante dos días, recorrimos más de 700 km. en los que nos alternamos al volante, en la butaca del acompañante y en las plazas traseras.
Desandamos rutas y caminos de San Juan y La Rioja, algunos mejores que otros, por lo que podemos redondear una primera impresión bastante acabada de este modelo que llega desde Madrid, España y que representa el lanzamiento más importante para Citroën en 2017 (ver nota).
Para hacerlo más ágil, realizamos un punteo de algunos detalles que nos parecen relevantes de compartir:
–Su diseño es muy osado, tanto en su exterior como en su interior, lo cual generará amores y odios. Los airbumps y la combinación de colores son un imán para los chicos y las mujeres: ahí estará el nicho de compradores, en las familias jóvenes.
-Pocas horas antes de emprender nuestra travesía conocimos el precio de la pre-venta (ver acá), por lo tanto la lupa se puso en función de ese valor: en términos de motor-caja y seguridad podemos afirmar que bien vale los $448 mil. Pero en lo que respecta a equipamiento o terminaciones, nos dejó un sabor amargo.
-El C4 Cactus es tan controversial que combina, por ejemplo, la ausencia de ventanillas en las plazas traseras (inédito en el segmento) con butacas delanteras calefaccionadas (ninguno de sus rivales lo ofrece).
–Cuando hablamos de equipamiento faltante y terminaciones mejorables nos referimos a: ausencia de regulación en profundidad de la columna de dirección, de doble burlete en puertas, de Mirror Link en el sistema multimedia, de salidas de aire traseras, de regulación en altura del cinturón de seguridad, de espejo de cortesía en parasol de acompañante, de luces de lectura traseras… Y podría ser mejor la calidad de la bandeja trasera del bául, los interiores de puerta traseras y de algunos plásticos.
–El habitáculo es amplio, adelante se viaja cómodo: al volante se encuentra una fácil posición de manejo y de acompañante se siente espacioso por el diseño de la plancha baja.
-Faltan espacios guarda-objetos en la consola central (el apoya-brazos entre las butacas es angosto como para guardar algo en su interior).
–En las plazas traseras hay mucho (sin exagerar) espacio para las piernas, pero en contrapartida no hay tanta distancia al techo (alguien de más de 1.80 m puede llegar a tener muy cómodas sus piernas y rozar con la cabeza).
-La densidad de los asientos puede parecer muy blanda pero no molestó; lo que sorprendió es el generoso ancho de los hombros de las butacas (de diseño recto).
–A priori ofrece un baúl acotado (358 litros) pero las tres valijas tipo carry on y las tres mochilas de los que viajamos entraron bien y quedaba espacio para algún bolso más.
–El auxilio temporal es uno de los puntos flojos, de hecho algún colega debió cambiar neumático y experimentó el pasaje de rodado 17″ a rodado 15″.
-Para el final, lo mejor: la combinación del motor 1.2 Puretech Turbo de tres cilindros con la caja automática-secuencial Aisin de seis marchas funciona de maravillas.
La respuesta es excelente a todo régimen, sale bien “de abajo” y -por ejemplo- no es necesario pasarlo a modo manual y bajar de marcha para hacer un sobre-paso en ruta (hicimos varios). Además el sonido particular del motor le da un aire deportivo.
–Medimos consumo en ruta con la ayuda del control de velocidad crucero y de manera preliminar nos dio: 3.9 l/100 km a 100 km/h; 5,5 l/100 a 120 km/h; 7,3 l/100 km a 130 km/h. No podemos aportar a qué régimen porque carece de cuentavueltas (sí, no tiene).
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