Bueno, esto se pone bueno. En el día del cumpleaños 60 de Ferrari, se armó la polémica sobre los Diez mandamientos que el Vaticano dio a conocer esta semana.
Eclipsando los festejos, las declaraciones del Director General de Ferrari, Amedeo Felisa, dieron la vuelta al mundo. El directivo señaló a Reuters que “a menos que divertirse se haya convertido en un pecado, no creo (que esté mal).”
Estas palabras son en respuesta al punto en el cual la Santa Sede insta a no utilizar los autos “como una manera de deslumbrar a otras personas y despertar un sentimiento de envidia”.
Felisa reconoció que algunos clientes de Ferrari podrían utilizar sus vehículos como símbolo de prestigio, aunque aseguró que la mayoría lo hace por amor a la conducción. Por último, se mostró convencido que comprar un Ferrari no es un pecado: “Espero que no, pero se debería cometer al menos uno de vez en cuando”.
Adherimos a esos bajos pensamientos ferraristas en el día del cumpleaños rosso. ¡Tanti auguri, cavallino!
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