Este domingo, bien de madrugada para los argentinos, arrancó la temporada 2008 de la Fórmula 1. Lewis Hamilton se impuso de manera holgada, de punta a punta, y le dio un motivo para sonreir a McLaren, luego de haber dejado escapar el título en la última carrera del año pasado. Su patrón, Ron Dennis, tampoco ocultó su alegría, aunque podría haber estado aún más contento si en la última vuelta Fernando Alonso no hubiese dejado en ridículo al finés, Heikki Kovalainen, relegándolo a la quinta colocación después de cometer un error en plena recta. Para el asturiano, este cuarto puesto fue casi un podio, tras haber largado desde la decimosexta colocación y en una carrera durísima que provocó 15 abandonos. Entre los que se quedaron afuera estuvieron nada menos que las Ferrari de Felipe Massa y Kimi Raikkonen, quienes se equivocaron feo en varias ocasiones. A pesar de desertar, el campeón defensor sumó un punto.
Otros dos que celebraron fueron los alemanes Nick Heidfeld, que fue segundo con el BMW Sauber, y Nico Rosberg, que subió por primera vez a un podio y lo hizo nada menos que con el Williams Toyota.
En síntesis, en Australia celebraron todos, menos Ferrari de la cual se esperaba mucho y dio muy poco.