A 20 años de la caída del Muro, el Trabant sigue siendo todo un símbolo

El mundo recordó este lunes una fecha histórica, la del 9 de noviembre de 1989. Ese día cayó el denominado Muro de Berlín que desde 1961 separó a la República Federal Alemana de la República Democrática Alemana convirtiéndose en uno de los símbolos más importantes de la Guerra Fría. Esos 120 km. de piedra separaron mucho más que a ciudadanos alemanes, o a comunistas y fachistas, dividieron al mundo.

El auto del pueblo
En 1957, la automotriz Sachsenring puso en la calle un auto económico (por entonces unos 10 mil marcos alemanes) que tenía como objetivo movilizar a la mayor parte de la RDA, el Trabant P50 (o 500). Este modelo de dos puertas y capacidad para cuatro ocupantes estaba dotado de un ruidoso motor de 2 cilindros refrigerado por aire de escasos 500 cc. de potencia que humeaba a su paso en épocas en las que poco se hablaba de la contaminación.

La carrocería no era de metal (material escaso y caro en esa época) sino de Duroplast, un compuesto hecho de resina reforzado con fibras del algodón (similar al plástico reforzado con fibra de vidrio). Fue lanzado en versiones sedán de dos puertas, familiar y furgoneta y en sólo en tres colores (crema, celeste y verde) y luego se amplió a seis.
Era muy rústico, estéticamente objetable e inseguro, pero así y todo fue un éxito. Para comprar un Trabant 0 km. había que anotarse en una lista de espera, en muchos casos por años, o bien adquirirlo en el mercado negro.

Trabant 601 – Comercial de la época

En 1963 se lanzó la evolución, el Trabant 600, con motor de 600 cc. pero estéticamente similar. Recién en 1964, cuando el Trabi -como se lo conocía- el P60 fue rediseñado y dio lugar al 601, el cual fue producido hasta 1991. Tenía mejoras estéticas y diferentes versiones con niveles de confort.
En 1988, un año antes de la caída de muro, mediante un acuerdo con Volkswagen se comenzó a producir un Trabi con motor de 1.1 litros, última versión de este auto.
Nada menos que tres millones de unidades del Trabant recorrieron las calles de la Alemania Democrática llevando la esperanza de algún día cruzar las fronteras internas pero desandando las rutas hacia Hungría, Checoslovaquia y Polonia.
Artistas urbanos pintaron la silueta de este simpático auto en el propio muro, imaginando que alguna vez el Duroplast podría derribar el cemento.
Veinte años después, otros jóvenes artistas se reunieron en el lugar donde se encontraba la división para recordar ese hecho histórico con un dominó gigante con mil piezas y 1,5 km. de largo, simulando el efecto contagio de aquella caída. ¿Y que se pudo ver en alguno de los bloques? El dibujo de un Trabant, de esos que hoy casi no quedan y que en buen estado se los venden caros por internet.

El nuevo Trabant
En el último Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt, la firma Herpa presentó el concept car Trabant NT (por New Trabi), un prototipo inspirado en este ícono alemán. Claro que sólo comparte con aquel algunas líneas y el nombre ya que la base se trata de un vehículo eléctrico de 45 kW (61 cv) capaz de alcanzar una velocidad máxima de 130 km/h. Tiene baterías de litio-ion que se recargan en cualquier enchufe (a un costo aproximado de un euro) con una autonomía de 160 km. Si se consigue el capital necesario, comenzará a ser producido en 2012 y su precio estimado entre 20.000 y 30.000 euros.