Renault reconoce que no sufrió espionaje en el desarrollo de sus vehículos eléctricos

¿Cómo se dice papelón en francés? Más allá del término que se use, el supuesto caso de espionaje industrial de Renault que la automotriz dijo haber sufrido hace un mes atrás, terminó en nada. La investigación iniciada a raíz de una denuncia, que acabó con tres altos directivos fuera de la compañía, determinó que ninguno de ellos tenía cuenta bancaria en Suiza y/o Liechtenstein (como se creía en un comienzo) y que no hay pruebas que confirmen que se vendieron datos acerca del programa de desarrollo de vehículos eléctricos a una automotriz china.

El gobierno francés llegó en su momento a solicitar una investigación que pudo terminar en un conflicto diplomático entre ambos países. Finalmente, Renault debió reconocer esta semana que alguien vendió (literalmente) “pescado podrido” y que el caso de espionaje fue falso.

A raíz de esto, los tres directivos que despojados de sus cargos fueron reincorporados e indemnizados, Por otra parte, Patrick Pélata, jefe de operaciones de Renault, le presentó su renuncia a Carlos Ghosn, titular de Renault-Nissan, quien se la rechazó para no agigantar aún más las consecuencias de este escándalo.

El Consejo de Administración de la automotriz aprobó un plan diseñado por el propio Goshn para reducir el impacto que pudiera ocasionar este caso, y para reorganizar el sistema de protección de la información, el cual se mostró vulnerable.

Renault tiene previsto comenzar este mismo año a producir el city car eléctrico Twizy en su planta de Valladolid, España como parte de su familia de productos denominada Zero Emission (Z.E.). La gama está integrada además por los modelos Fluence y Kangoo Express (que se presentan este año) y por el compacto Zoe.