Todo está a oscuras. Una leyenda advierte: “El film que usted va a ver fue realizado sin ningún truco ni aceleración”. Luego, imagen y sonido hacen su aparición en una combinación que resultará inolvidable.
Son poco más de 8 minutos de adrenalina durante los cuales es imposible despegar la vista de la pantalla, no morderse los labios, tomarse el rostro con las manos o a mover las piernas involuntariamente.
Hay a quienes el sonido les resulta ensordecesor e insoportable. Y hay otros a los cuales no nos alcanza el volumen y nos parece la mejor música.
Hace 36 años, el director francés Claude Lelouch filmaba este cortometraje que se convertiría en un film de culto el cual, gracias a la globalización de internet, hoy puede ser (re) descubierto por miles de personas alrededor del mundo. Se trata de C’était un rendez-vous cuya traducción al español sería Era una cita.
En 2006, el grupo escocés Snow Patrol usó las imágenes de este corto para su hit Open Your Eyes, primer corte de su tercer disco Eyes Open. Snow Patrol está de gira y visita ahora la Argentina (toca este domingo 7/10 en el Luna Park) y me recordó que este post está escrito desde hace cinco años y nunca lo había publicado. Era hora.
Polémica y equívocos con el corto de Lelouch
C’était un rendez-vous se transformó en mucho más que un simple corto. Su producción, su estreno y su mirada derivó en diferentes polémicas, algunas de ellas aclaradas recién 30 años después de su estreno por su propio director. Por empezar en muchos lados se sigue diciendo que el auto (que en ningún momento se ve a lo largo del film) es una Ferrari 205 GTB.
Sin embargo, el director francés se encargó de develar el misterio de ese ronroneante motor: su cámara fue puesta en el frente de un Mercedes-Benz 450 SEL 6.9. Desde unos 30 cm. por debajo de la estrella, captó todo lo que se le cruzó a lo largo de los 10.42 km de recorrido que hizo en 7 minutos 57 segundos, a un promedio de 78.64 km/h.
La confusión se suscitó por el sonido del motor: Lelouch aclaró que eligió filmar en un Mercedes por su buena suspensión, lo que le aseguraba que la cámara (y por ende la imagen) no saltaría como en una Ferrari, que tiene suspensiones más rígidas. Luego de filmar con el 450 SEL -al que le había quitado el caño de escape para tener más potencia- repitió el recorrido con una Ferrari para grabar el sonido del motor V12 que luego montó sobre la imagen.
Si bien dice que repitió la velocidad e hizo los cambios en el mismo lugar, en la segunda pasada asegura haber respetado los semáforos. Incomprobable.
¿Qué calles tomó? La ruta exacta fue: Bd Périphérique – Avenue Foch – Place Charles-de-Gaulle – Av des Champs-Elysées – Place de la Concorde – Quai des Tuileries – Place du Carrousel – Rue de Rohan – Avenue de l’Opéra – Place de l’Opéra – Rue Halévy – Rue de la Chaussée d’Antin – Place d’Estienne d’Orves – Rue Blanche – Rue Pigalle – Place Pigalle – Bd de Clichy (girando a la izquierda en Rue Lepic) – Rue Caulaincourt – Avenue Junot – Place Marcel Aymé – Rue Norvins – Place du Tertre – Rue Ste-Eleuthère – Rue Azais – Place du Parvis du Sacré Coeur.
En ese trayecto el piloto se topó con un Renault 12, un Peugeot 504, un Citroën Ami 8, un Fiat 1500… Pasó 18 semáforos en rojo, casi atropella a una señora y sorprendió a una bandada de palomas madrugadoras.
¿Por qué las infracciones? ¿Por qué un corto? ¿Manejó él? ¿Se cortaron las calles? El propio Lelouch lo cuenta en una entrevista que dio para el libro “Claude Lelouch, mode d’emploi”.
¿Por qué se decidió a hacer este corto? Porque acababa de terminar una película y le había sobrado cinta; tenía ganas de contar una historia de alguien que llegaba tarde a una cita porque según dice él es “un obsesivo de la puntualidad”. “Le sugerí a mi operador Jacques Lefrançois, la idea de un plano secuencia en el que la cámara acompaña a un tipo que tiene una cita en Montmartre con una chica. Como está muy apurado, atraviesa París a toda velocidad, pasando los semáforos en rojo”, dice.
La idea original del director fue pedir permiso a las autoridades parisinas pero enseguida se dio cuenta que no se lo otorgarían porque debían cortar el tránsito en toda la ciudad, así que optó por el plan B: filmar de madrugada y arriesgarse.
“‘Si filmo muy temprano, ¿qué riesgos tengo al pasar semáforos en rojo?'”, le pregunté a mi asistente Elie Chouraqui, quien me explicó que había dos posibilidades: si al llegar al semáforo no hay nadie en el campo visual, el riesgo no es demasiado grande, a menos que al mismo tiempo otro loco pase en rojo a la misma velocidad. Si hay alguien en el campo visual siempre es posible frenar. Partí de la base de que si manejo rápido y no veo nada, es porque no hay nada…”, confiesa Lelouch.
Sin embargo lo preocupaba el paso por los arcos del Louvre: “Me daban miedo porque son difíciles de ver. Para el rodaje, le pedí a Chouraqui que se instalara con un walkie-talkie y me avisara en el momento de llegar. Si no me decía nada, era que todo andaba bien. Es la única verdadera precaución que tomé“.
“La belleza de la película exigía que no me detuviera. Con sólo frenar en un semáforo, la película desaparecía. Había nueve posibilidades sobre 10 de no lograrlo”, señala 30 años después.
¿Quién manejaba? “Habíamos colocado la cámara en el paragolpes del auto, un Mercedes 6,9 litros. Adentro éramos tres, atados como mulas: yo al volante, el jefe de máquinas y mi operador para cambiar el diafragma si hacía falta”, ratificó Lelouch. “La imagen debía ser a ras del suelo para ser todavía más espectacular”, aclara.
¿A qué velocidad fue? “En la subida de la avenida Foch, entre 150 y 180 km/h. Champs-Élysées entre 130 y 150 con un pico de 160 km/h a la altura de Franklin Roosevelt. Luego hasta la Concorde, como estaba despejado de tránsito, debo haber llegado a los 200. Tomé la Place de la Concorde a 150. En los muelles pasé los 200“.
¿Y en el Louvre? “Pasé por los arcos del Louvre casi normal, a 80 o 90. Como Chouraqui no me avisaba nada, los hice a fondo, a 100, porque el paso es muy angosto. ¡No sabía que el walkie-talkie de Chouraqui no funcionaba! Lo supe recién al terminar de rodar”, recuerda.
¿Había hecho un reconocimiento del trayecto? “Había hecho el trayecto una vez, lentamente, para determinar los pasos. ¡Disponía del equivalente de 9 ó 10 minutos de película! Me quedaban 15 segundos para apagar el motor, bajar del auto y tomar a la chica en mis brazos. Habíamos quedado en que cuando yo tocara la bocina, ella subiría dos escalones, entrando así en el campo”, dice Lelouch.
“El éxito del plano secuencia dependía de esos dos últimos segundos. Me dije que si no lo lograba en la primera vez, no volvería a intentarlo. Por cábala. Si el milagro debía darse, se daría… Y se dio”, afirma.
Este corto cosechó tantos admiradores como detractores (“por su falta de sentido cívico”) pero para el director eso “muestra también todo lo que suele amarse en el cine. Como me gusta más el cine que la ley… Sabía que era algo especialmente difícil. Con total modestia pensaba que tenía la posibilidad de hacer uno de los planos más lindos de la historia del cine“, confiesa.
Lelouch reconoce que se expuso a un accidente y a que le sacaran el permiso de conducir pero admite que “el film es bello por el riesgo que conlleva. Si tuvo tanto éxito y se presta a tanta discusión, es porque es arriesgado”.
Entrevista realizada por Yves Alion y Jean Ollé-Laprune. Traducción (y agradecimiento) para Cosas de Autos: Bárbara Poey.
2 comentarios
TEngo el dvd y en la tapa aparece un Ferrari 205 gtb, o sea que el mismo producyo se promociona así a pesar de todo sabemos que es montado, el sonido se encuentra dessincronizado del video por eso tambien tantas desconfianza…
que buena nota!