Quizá algún psicólogo o un sociólogo pueda encontrarle una explicación a esa necesidad de exponer la vida y transmitirla al mundo a través de los teléfonos celulares y las redes sociales, un fenómeno que incluso se ha cobrado vidas en pos de una selfie.
Pero si a eso se le suma esa compulsicón por mostrarse poniéndose en riesgo, manejando ebrio o drogado, quizá merezca un análisis más profundo para determinar si se trata simplemente de exhibición o si es un llamado de atención. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cuál es la audiencia buscada? ¿Sería igual de “atractivo” para el protagonista si del otro lado no hubiera nadie?
En las últimas horas dos videos dieron la vuelta al mundo mostrando hechos similares que terminaron con distinto final. Por un lado el de dos jóvenes ingleses que murieron por manejar drogados en Crowborough, al sur de Londres, y que se filmaron durante el accidente. Y por el otro, el de una chica estadounidense que comenzó a transmitir vía Periscope cuando conducía ebria por Lakeland, Florida, y fue detenida por la policía del lugar.
Kyle Careford, de 20 años, y su amigo Michael Owen, de 21, perdieron la vida luego de que el auto en el que viajaban chocara contra el muro que rodeaba una iglesia. Al haber filmado sus últimos minutos, la policía pudo determinar que iban a alta velocidad (alcanzan las 90 mph, unos 145 km/h) y bajo la influencia de drogas.
En una decisión muy dolorosa pero comprometida con generar conciencia, sus familiares decidideron publicar la grabación a través de la cuenta de la policía de Sussex.
“Las familias de los dos hombres que murieron en Crowborough están esperanzados en que compartir este video de sus momentos finales podría salvar vidas”, dice la leyenda que presenta el video que tuvo más de 8 millones de reproducciones en las primeras 72 horas.
“No entiendo por qué los chicos hicieron lo que hicieron. Pero si esto puede frenar a alguna persona de cometer el mismo error, mostrar el video tuvo algún sentido. Espero que tenga impacto en los más chicos y que vean que un poco de diversión puede tener consecuencias devastadoras”, declaró la mamá de una de las víctimas.
En vivo, quizá por eso esté viva
Por su parte, Whitney Marie Beall, de 23 años, tuvo mejor suerte: se dio cuenta de que estaba borracha y tuvo la idea de pedirle a sus seguidores en Twitter que le hicieran compañía mientras conducía. Se subió a su auto y encendió la aplicación Periscope que transmite video en vivo y le dijo a su audiencia: “Voy rumbo a casa amigos, voy a estar ebria”.
A pesar de que muchos la instaron a que se detuviera, ella siguió manejando, incluso bajo la lluvia; Beall no sólo mostró reflejos limitados por haber ingerido alcohol sino que a eso le sumó la falta de atención en la conducción debido a que se dedicaba más a mirar su celular que el camino. “Veamos si puedo llegar a casa sin que me multen, amigos”, dijo en un momento.
Su travesía por la noche de Lakeland duró 40 minutos ya que varios usuarios decidieron intervenir y llamaron a la policía para que intentara detenerla. Un oficial ingresó en su cuenta personal de Periscope e identificó la zona por donde se encontraba el auto; la joven fue detenida porque no pasó una prueba de sobriedad y se negó a hacerse una test de alcoholemia. Horas más tarde recuperó su libertad tras pagar una fianza de u$s 500.