En su reciente visita a África del Este, el Papa Francisco recorrió tres países en siete días: Mozambique, Madagascar y Mauricio. Como es costumbre, para trasladarse de un lado a otro, utilizó diversos vehículos, algunos compactos y modestos como suele pedir, y los papamóviles desde donde saluda y toma contacto con los fieles mientras recorre las calles.
Fue precisamente en Madagascar donde llamó la atención el vehículo que se le preparó, quizá el más curioso y artesanal desde que el Sumo Pontífice comenzó con sus viajes en 2013.
Se trata de un Karenjy Mazana II, un vehículo que sólo se fabrica en Madagascar, la isla que tiene 20 millones de habitantes del sudeste africano y que muchos de nosotros sólo conocemos por la saga animada de Dreamworks.
¿Cómo es el Mazana II papal?
Parece viejo pero no, es un vehículo nuevo, desarrollado especialmente para esta visita papal, con las adaptaciones quye habitualmente se le suelen a hacer: escalera en la parte posterior, silla giratoria en el centro, alfombra roja, un techo y unos acrílicos para resguardar al papa de las posibles inclemencias del tiempo y, como siempre exige Francisco: nada de blindajes.
Compacto y simpático, más allá de esta versión, el Mazana II tiene una historia muy interesante que vale la pena ser contada. Es “el Rastrojero de Madagascar”, una suerte de Jeep local, pensado y fabricado para los terrenos de la isla, con mecánicas simples y opción de doble tracción. Pero vayamos un poco más atras en el tiempo.
El orgullo de Madagascar
La marca Karenjy, que en lengua malgache significa “un paseo” es la única automotriz de la isla; fue creada en la década de 1980 por el gobierno socialista, más precisamente por el el Instituto Malgache de Innovación (IMI). Este organismo tenía como objetivo diseñar vehículos que luego se pondrían en producción y así fue que se fabricaron autos, lanchas y hasta una avioneta.
Los autos de Karenjy se fabricaron de manera artesanal entre 1985 y 1990, y fueron tres los modelos llamados: Iraka, Mazana y Faoka; la producción se detuvo en 1993 y lo que quedó de la planta se puso bajo protección legal. Permaneció abandonada por 15 años, cuando la empresa francesa Le Relais decidiera reiniciar las operaciones en 2009.
“La planta y el edificio estaban muy dañados, el equipo inutilizable y la vegetación se había apoderado. Sin embargo, la existencia de maquinaria industrial y repuestos todavía estaban. Se necesitó un año de trabajo para rehabilitar el parque de máquinas y establecer una actividad para producir pequeños equipos agrícolas y de energías renovables”, cuenta Le Relais en su sitio.
La empresa se hizo de fondos, conformó un equipo de trabajo y comenzó a diseñar el Mazana II, un vehículo que tiene “todas las cualidades adaptadas al contexto local: rústico, confiable, económico, robusto, simple y honesto”. Por eso su nombre en malgache significa “fuerte”.
Después de cinco años de estudios y de ensayos con cuatro prototipos, en 2017 se lanzó al mercado oficialmente el Mazana II, al que Karenjy señala como “un híbrido entre un SUV y una pick-up”.
¿Su mecánica? Un motor diesel Peugeot de cuatro cilindros, de 1.6 litros y 112 cv, con tracción delantera o bien 4×4 de acople viscoso, con bloqueo de diferencial. Por su parte el chasis es del tipo de largueros, en acero soldado y cuenta con una protección anti-corrosiva.
La carrocería está moldeada en poliester y kevlar, reforzado con fibra de vidrio (el famoso PRFV). “Esta tecnología combina resistencia y ligereza, y elimina cualquier riesgo de corrosión”, destacan su fabricante, mientras que los acabados del habitáculo están confeccionados en una madera local, la grevilla que es una variedad de roble.
Todo terreno de verdad
Mide 4.360 mm de largo; 2.124 mm de ancho y 1.906 mm de alto con una distanca entre ejes de 2.730 mm, pero donde se destaca es por sus prestaciones off road: su ángulo de ataque es de 30º, su ángulo de salida de 40º y su ángulo ventral de 15º. Está homologado para transportar hasta seis personas, con una carga útil de hasta 850 kilos; según datos de fábrica puede desarrollar una velocidad máxima de 163 km/h.
Ahora bien, ¿por qué ese capó tan lanzado? La respuesta la tienen las gallinas. “Gracias a su capó corto y profundo, es fácil detectar un obstáculo en el suelo desde la posición de conducción”, dice el catálogo en el que se señala una gallina suelta en medio del camino o bien un bache.
Otro aspecto destacado por Karenjy es su maniobrabilidad gracias a su carrocería con cantos cerrados tanto en el frente como en la caja, ideal para sortear “las carreteras de Madagascar a menudo congestionadas”, y se muestran como ejemplo vendedores ambulantes, búfalos y cilclistas. Un verdadero todo terreno pero de la cotidianeidad.
Cuenta de serie con frenos de disco en las cuatro ruedas y dirección asistida, pero el aire acondiciondo es opcional. No obstante, tiene un secreto para combatir el impacto del calor: “La exposición al sol es limitada gracias a un ingenioso sistema de aislamiento mediante una circulación de aire en el techo y una superficie de vidrio reducida”. Brillante.
Son 85 las personas que trabajan en Relais Madagascar con el orgullo de ser “el único fabricante de automóviles verdaderamente africano”. Se dieron el gusto de fabricarle el papamóvil a Francisco y de repetir lo que había sucedido en 1989 cuando Juan Pablo II usó un modestísimo Karenjy Mazana de primera generación.
Salvando las distancias, la IME de Madagascar nos hizo recordar a nuestra desaparecida IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) luego devenida en IME (Industrias Mecánicas de Estado) que desde los años 50 y hasta 1980 dio vida a diferentes máquinas, en particular al Rastrojero.
En 2020 posiblemente Francisco visite la Argentina por primera vez y -seguramente- varias marcas se disputen el “papamóvil argentino”. ¿Cuál será?
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