Florencia Proletti, la artista uruguaya que se resistía a pintar autos y hoy son el centro de su obra

Florencia Proletti tiene apenas 22 años y es estudiante universitaria, pinta desde los 8 y ya es una artista profesional que trabaja por encargo. No importa si el pedido llega de parte de un vecino de su Montevideo natal que quiere una obra de su pick-up o si un empresario argentino le encomienda que plasme su arte para darle vida a su Pagani Zonda.

“A la hora de recibir un encargo cualquier marca o modelo se debe tomar con el mismo profesionalismo, el objetivo es que el cliente esté satisfecho, muchas de las obras llevan una carga emocional muy grande”, dice Florencia.

“He tenido encargues de todo tipo: de autos que no pudieron quedarse en una familia y hubo que venderlos por necesidad, del auto que una persona aspira tener o para regalar al dueño como forma de reconocer su esfuerzo y dedicación por restaurarlo”, señala la artista uruguaya desde su atelier, al otro lado del Río de la Plata.

-¿Recordás alguno en particular que haya emocionado?
-Sí, uno de los trabajos que más me llegó fue el de un Fiat 1100, me lo encargó el cliente para regalarle a su hermana en memoria de su padre que había fallecido el año anterior. Recuerdo que cuando se lo entregué se emocionó…

No es la marca, no es el modelo y no es lo que está en el papel, es algo subjetivo que tiene miles de historias detrás. Precisamente es ésto lo que me encanta de lo que hago y la responsabilidad que conlleva.

-¿Cuál es el recuerdo que tenés de haber dibujado un auto por primera vez?
-Hace 10 años me habían comprado mi primera caja de lápices profesionales, conservaba una revista que era de mi abuelo en la que aparecía un Mercedes 300 SL celeste y un Corvette rojo, y los dibujé. ¡Para mi estaban bárbaros! Cuando los encontré varios años después me reía porque nada que ver, el dibujo estaba bastante torcido y mal pintado, pero para ese momento era tremenda obra.

Por aquella época también recuerdo que miraba mucho Overhaulin, creo que ese programa ha inspirado muchos diseñadores y artistas.

-¿Cómo fue tu proceso de vinculación con el arte y con los autos en particular?
-Se fue gestando de a poco, no fue que un momento particular tomé la decisión consciente de hacerlo. Mi formación artística nació de la curiosidad, tomé clases de pintura al óleo a los 8 y a los 10 pero soy mayormente autodidacta y he estado dibujando desde que tengo memoria. Y lo que aprendí mayormente fue gracias a lo que encontré internet.

A los 19 conocí a mi pareja actual, empezamos a salir y sabiendo que me encantaba dibujar empezó a pedirme que le dibujara su auto, y yo me negaba porque estaba muy metida en el mundo del cómic y la ilustración fantástica, que es a lo que había querido hacer desde los 15, cuando me tomé el dibujo más seriamente y comencé a explorar técnicas y métodos variados que difieren de lo que hoy hago con los autos, pero que sin haber tenido ese camino siento que hoy sería una artista mucho más acotada.

¿Casualidad o causalidad?
Como en la vida profesional de muchos, Florencia recuerda que hubo un evento que significó un clic en el que, sin proponérselo, su arte y los autos cruzaron sus caminos. A pesar de que el primer vínculo con los motores nació de la mano de su padre, ese día “de repente todo cobró sentido”.

“Fui con mi pareja y unos amigos a un evento de Fuscas y Kombis en el departamento de Durazno; venía siendo un lindo fin de semana de conocer gente y autos, pero como soy muy introvertida y disfruto mucho del tiempo que tengo para mí, agarré mi cuaderno de bocetos y me senté lejos”, relata.

“Empecé a mirar alrededor, y me llamó la atención la Kombi de un amigo, una motorhome apodada ‘La chancha’, y empecé a dibujarla. Al rato él se me acercó, se sorprendió y me dijo que quería que le hiciera un cuadro y así fue como surgió mi primer encargo”.

“Es verdad que no es común que una mujer se dedique a los autos pero me parece que es algo que a lo largo del tiempo va a ir cambiando”, aventura y apunta a que su “trabajo crezca y haga ruido por sí mismo, independientemente de mi género”.

De todos modos, sabe que no es usual que sea una mujer quien está detrás de esa firma y con semejante nivel de detalle: “Al principio en mi cuenta de Instagram no había fotos mías y se llamaba igual que ahora ‘f.proletti’, y aunque mi nombre completo estaba en mi biografía me llegaban muchos mensajes que directamente asumían que el artista era un hombre y me escribían de tratándome de ’flaco’, ‘loco’ o ‘bro’.”

-¿Te molestaba?
-No, me hacía gracia. Al fin de cuentas me estaban felicitando, motivándome y alentándome por mi trabajo.
Empecé a mostrarme en redes porque considero importante en las redes tener un vínculo cercano con los seguidores, no se trata de un número, se trata de personas que te motivan, que te apoyan y colaboran con tu trabajo y diferentes proyectos. Esto no es una relación solo de ida, nos vamos construyendo juntos.

-¿En qué momento decidiste que querías dedicarte profesionalmente a esto?
-Cuando noté el recibimiento del público fue cuando me empecé a decidir más por este camino, me daba curiosidad entender esa comunidad que rodea los autos y fue muy rápido que empecé a sentirme parte de ellos.

-¿Tenés predilección por alguna marca de autos en particular?
–Así como todos tienen esa marca o modelo que les llega, yo tengo la mía… Cuando nací, mi padre tenía un BMW 320 negro y creo que eso me marcó, me encantaría tener un BMW clásico y si es un E30, mejor… Me gusta el diseño que parece vencer el tiempo, es un auto hermoso, robusto, la característica parrilla y el aspecto agresivo me encanta.

No sé si prefiero autos clásicos a modernos pero lo que sí me gustan son los autos que tiene esas condiciones, que los ves y dan la sensación de velocidad y agresividad, solo con su carrocería. Hoy tengo un Citroën AX Spot, pero quién te dice en dónde termina todo…

-¿Tuviste oportunidad de exponer o tenés en mente hacerlo?
-Como empecé directamente trabajando en encargos son muy pocas las obras que he hecho para mi, y actualmente estoy en ese proceso porque se me ha planteado la posibilidad de exponer en distintos lugares no sólo en Uruguay sino también en Argentina.

-¿Tenés encargos de clientes argentinos o de otros países?
-Sí, hoy en día hay trabajos míos en Paraguay, Brasil y EE.UU. y estoy empezando a recibir encargos desde Argentina, lo cual me anima a querer romper más fronteras.

-¿Qué artistas admirás?
-Uno de los artistas que más admiro es Manu Campa, además de destacarse por trabajar con marcas como Porsche, tiene un tratamiento muy interesante en las pinturas, tiene un estilo definido en la forma en la usa sus encuadres y las paletas de colores. A la vez lo que me gusta de sus trabajos es que no intentan ser hiperrealistas, cuando te detenés en la obra deja de parecerte una fotografía, eso a mi me encanta, es el camino por el que intentaré ir.

Otro artista muy conocido que me gusta es Istvan Szecsko que, si bien sí se dedica a realizar pinturas que desafían a la realidad, sus paletas de colores en las pinturas y sobre todo en los paisajes hace que las obras resaltan por sus colores vibrantes.

-Se te nota orgullosa de tu trabajo, al punto de compartir los videos de los procesos creativos. Aproximadamente, ¿cuánto tiempo demoras y cuántos elementos usás?
–Empecé a hacer videos con el objetivo de enseñarle al público lo que hago, me parece que le aporta valor, transparencia y humanidad a lo que uno hace.

Un trabajo estándar sobre papel con fondo blanco me lleva alrededor de 17 horas, hay que ser muy cuidadoso porque al ser las líneas tan precisas, no hay lugar para errores en su forma o reflejos. Normalmente uso marcadores a base al alcohol, lápices, fibras y acrílico para algunos toques finales.

-También vimos que te gusta jugar con técnicas algo más extrañas, como pintar con café y cúrcuma.
–La técnica de pintar con café la he visto mucho en ilustraciones infantiles y retratos, pero no en autos, se me ocurrió hacerlo y lo hice, literalmente fue así. Y en mi cabeza pensaba ‘esto puede salir muy bien, o muy mal’, y decidí filmarlo.

Un Porsche pintado con café y cúrcuma, parte de la experimentación de la artista.

Ese trabajo lo empecé dos veces, trabajar con café es como usar acuarelas y es necesario respetar muy bien las luces, la primera vez había fallado. Volví a intentar y me pareció un resultado interesante.

Fue un proceso que disfruté mucho, me gustó romper con la monotonía de los materiales que uso siempre, me gusta la expectativa de no saber en qué va a derivar todo. Y esto es algo que quiero seguir haciendo en próximos videos.

-Los artistas viven de sus obras pero está el mito de que es muy caro acceder a un original, ¿qué le dirías a alguien que no es especialista y quizá no se anima a dar el paso para tener una obra hecha por vos?
-¡Que se acerquen y lo charlamos! (risas) La realidad es que mis trabajos se despliegan en un rango de precios muy amplio; cuando empecé con esto en Uruguay muchos de mis clientes nunca se habían planteado comprar una obra, otros ni siquiera estaban interesados en el arte y, sin embargo, formaron ese nexo a través de este tipo de trabajos y se animaron a tener el de sus autos.

-En Argentina ya hay una red de artistas especializados en el automóvil, ¿existe algo así en Uruguay? ¿Te ves exponiendo en eventos como Autoclásica, en Buenos Aires?
-No conozco que haya algo así en Uruguay pero estaría bueno hacerlo. Este año planeaba ir a Autoclásica como visitante y se suspendió (ver acá), pero me encantaría exponer en un evento de ese nivel.

-¿Qué expectativas profesionales tenés, hasta dónde te gustaría llegar?
–Me gustaría mucho realizar obras de mayor tamaño y poder difundirlas más al mundo. Creo que el sueño de cualquier artista que se dedique a esta temática estaría en trabajar con grandes e importantes colecciones, pero que esto más que nada va enfocado a poder vivir de este trabajo a largo plazo.

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