Apenas pasaron 72 hs del anuncio de la salida de Ford como terminal de Brasil (ver acá) que ya aparecen interesados en hacerse de una de sus plantas. Great Wall, Changan, Geely y GAC estarían interesadas en adquirir la fábrica de Camaçari, Bahía donde hasta hace pocos días se fabricaban los modelos EcoSport y Ka.
No es casual que sean marcas chinas ni quien está detrás de reunir al vendedor con el comprador: se trata del empresario Carlos Alberto de Oliveira Andrade, titular del Grupo CAOA, según informa CNN Brasil.
El mismo Grupo CAOA había intentado “rescatar” la planta de camiones que Ford cerró en 2019 en Sao Bernardo do Campo, pero no lo logró y luego de varios meses sin destino, finalmente ese terreno se convertirá en un emprendimiento inmobiliario; en este caso, Camaçari es una planta más moderna y lista para la producción de autos y SUV compactos.
El expertise de CAOA
Grupo CAOA tiene una larga trayectoria en el mercado automotor brasileño, basada en más de cuatro décadas, primero con su red de concesionarios (de hecho llegó a ser el más importante de Ford) y luego como representante.
En 1999 se hizo cargo de Hyundai en ese mercado y logró sus primeros volúmenes importantes de la mano del Tucson. Pero en 2007 pateó el tablero e inauguró la planta de Anápolis, Goiás, donde comenzó a ensamblar los modelos con partes que llegaban desde Corea.
En 2018, la automotriz coreana -que para entonces ya había logrado el cuarto lugar de ventas en ese país- dio por finalizado el vínculo y se hizo cargo de las operaciones.
Pero de Oliveira Andrade no se había quedado quieto y ya estaba metido en Chery, que si bien en 2016 había inaugurado su primera planta en la región, nunca logró despegar; un año después convenció a los chinos, les compró la planta de Jacareí, San Pablo, creó CAOA-Chery e inició un derrotero que aún no tiene resultados concretos (pandemia mediante) pero que sí cuenta con una planificación de modelos más enfocada en el gusto de los clientes locales.
De lograr el ok de alguna de estas marcas chinas (o a otra que eventualmente aparezca) podrían salvarse no sólo las instalaciones de Ford sino también buena cantidad de puestos de trabajo.