Honda, Renault y Toyota anuciaron en las últimas horas que cesan la actividad en sus plantas debido al fuerte rebrote de COVID-19 por que atraviesa Brasil. De esta forma, ambas terminales se suman a la medidas que ya habían adoptado Volkswagen y Nissan, así como Mercedes-Benz, Scania y Volvo, en lo que respecta a camiones.
-En el caso de Honda el cese se iniciará el martes 30 de marzo y aplica a las fábricas de Sumaré e Itirapina, y la expectativa es retornar a las tareas el lunes 12 de abril.
-Por el lado de Renault, la medida entra en vigencia el lunes 29 de marzo para la planta de Sao José das Pinhais y la intención es retomar el lunes 5 de abril. Algo similar ocurrirá en Toyota que paraliza las operaciones en Indaiatuba, Porto Feliz, Sorocaba y Sao Bernardo do Campo, con regreso entre el 5 y el 6 de abril, según el caso.
-Las plantas de Sao Bernardo do Campo, Taubaté y Sao José das Pinhais de Volkswagen se encuentran paralizadas desde el miércoles 24 de marzo y así permanecerán hasta el domingo 4 de abril, a la expectativa de que el panorama sanitario mejore.
Línea de VW en Sao José das Pinhais, donde se fabrica la T-Cross.
-Nissan, en tanto, inició este viernes 26 un parate hasta el lunes 12 de abril en su planta de Resende; se reconoció extra-oficialmente que esta determinación fue “ayudada” por la falta de componentes que se estaba registrando en las últimas semanas, como consecuencua del atraso en algunos proveedores que en 2020 se vieron afectados por la pandemia.
-Este es el caso de Chevrolet, la primera automtriz que “blanqueó” la escasez de componentes (sobre todo electrónicos) y que la obligó a cerrar las puertas temporalmente de su fábrica de Gravataí, por lo menos hasta fin de mayo.
-En lo que tiene que ver con Mercedes-Benz, la medida temporaria que afecta a las plantas de Sao Bernardo do Campo y Juiz de Fora se da entre este viernes 26 de marzo y el lunes 5 de abril.
-Sólo resta saber qué decisión al respecto adoptará FCA para sus diferentes fábricas donde produce modelos de Fiat y Jeep, lo cual paralizaría totalmente la industria automotriz brasileña.
Todas estos parates ameritaron una negociación con los diferentes sindicatos de cada región, atendiendo a mantener los puestos de trabajo en un momento sensible de la economía de Brasil y la región.
