Este lunes, Renault Brasil sorprendió a propios y ajenos con el anuncio de un plan de inversión a corto plazo de 1.1 mil millones de reales hasta el primer semestre de 2022, con el objetivo de renovar cinco de los de los modelos que allí produce y sumar versiones con motores turbo. A su vez, también involucra la llegada al país vecino de dos modelos eléctricos.

La confirmación de esta inversión la hizo el presidente de Renault do Brasil, Ricardo Gondo, al gobernador de Paraná, Carlos Massa Ratinho Jr, y contradice lo que había dicho Luca De Meo, CEO mundial, quien había dicho que las inversiones en Brasil estaban congeladas.

¿Qué implica este plan de inversiones?

“En un escenario de muchos desafíos, estoy feliz de poder anunciar que seguimos invirtiendo en la actualización de nuestros productos en Brasil”, resaltó Gondo. Esto quiere decir que -tal como se especulaba hace meses- la familia Logan, Sandero y Stepway recibirán el restyling que ya tienen en Europa (donde se comercializan con gran éxito bajo la marca Dacia).

¿Qué pasará con esos modelos en la planta cordobesa de Santa Isabel? Como comentamos hace un tiempo (leer acá), probablemente no reciban la actualización y su espacio en la línea de montaje sea reemplazado por algún otro utilitario; la intención es convertir a esta fábrica en especialista en VUL y pick-ups.

Otro modelo que recibiría una modernización de media vida sería el Kwid, el city car que introdujo la motorización de tres cilindros y 1 litro en el lineup de Renault a nivel regional.

El quinto modelo que se vería beneficiado sería la pick-up Duster Oroch, que básicamente debería adoptar los cambios estéticos del SUV del cual deriva su desarrollo. Con esto se completa el quinteto de actualizaciones, pero hay más.

Hay colegas brasileños que también se arriesgan a hablar de un facelift del Captur, lo cual no suena descabellado, y hasta de Master, aunque este producto está muy vigente.

Más modelos turbo

La apuesta más agresiva de Renault será ampliar la oferta de versiones con motores turbo, en esta primera etapa importándolo desde España y -más adelante y si se cumple el plan como se piensa- fabricándolo en suelo brasileño. Nos referimos al impulsor de cuatro cilindros y 1.3 litros que entregará unos 170 cv (según si es Flex o no).

A pesar de importarlo desde el Viejo Continente, Gondo dijo que “será competitivo” respecto de sus competidores. “Vamos a entrar en una gama superior de productos con el turbo, mientras seguimos haciéndolo aquí y ofreciendo los motores 1.0 y 1.6”, añadió.

Los dos primeros eléctricos

Por el lado de los modelos eléctricos habrá dos novedades: la primera es el lanzamiento este año del Zoe, algo que también ocurrirá en Argentina. ¿Y la segunda? Todos los cañones apuntan a que sea el e-Kwid, que se lanzó en Europa como Dacia Spring.

Actualmente es el auto eléctrico más barato del mercado europeo: se lo consigue por menos de 15 mil euros y tiene una autonomía de 225 km.

Rentabilidad: la receta

Según contó el presidente de Renault do Brasil, Ricardo Gondo, uno de los factores que hizo posible la aprobación de la inversión fue el acuerdo negociado en agosto 2020 con los empleados hasta 2024, que entre varios puntos implicó la sustitución de reajustes salariales por bonificaciones fijas y el fin de la jornada.

A esto se le sumó la eliminación del tercer turno de producción en la planta de Sao José dos Pinhais que involucró la cesantía de 747 empleados, la mayoría de los cuales se adhirierron a un plan de retiro voluntario. “Con esto hoy tenemos una estructura adecuada al tamaño actual del mercado”, dijo Gondo en sintonía con el plan estratégico global de la marca, denominado Renaulution, enfocado en reducir costos y mejorar la rentabilidad.

“Para aprobar estas inversiones, hicimos los deberes en línea con el plan global del Grupo Renault, redujimos la plantilla y garantizamos más competitividad a través de un acuerdo con los empleados que nos da más previsibilidad y flexibilidad. Por el lado comercial, dejamos de vender algunas versiones de vehículos que no eran muy rentables”, explicó.

“Por lo general, necesitamos mayores inversiones, basadas en ciclos de producto más largos de hasta seis años. Ahora hemos validado un ciclo corto para habilitar proyectos que ya estaban en marcha. Es una buena señal planificar una segunda etapa, que dependerá de cómo evolucione la competitividad del país, que tiene altos costos tributarios, laborales y logísticos”, puntualizó.

Si las ventas acompañan y los números cierran, podrá aspirar a conseguir algo más de aire en 2022, de momento es apenas un voto de confianza.

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