El taller de Adrián Capuzzi en el barrio de Villa Pueyrredón debe ser uno de los más coloridos, no sólo por la decoración esmerada que adorna sus paredes sino por la pintura de los autos que atiende. Es que Capu, como lo llaman, sólo es mecánico de Renault Twingo.

El protagonista de esta historia tenía 13 años cuando en 1992 el Twingo fue presentado en el Salón de París y revolucionó el mercado del automóvil con un concepto de diseño concebido de adentro hacia afuera, con una amplitud sorprendente y formas de monovolumen compacto (y multicolor) a las que el mundo no estaba acostumbrado.

Dos años después, Capu se cruzó por primera vez en la calle con un Twingo y se produjo el flechazo: “La primera vez que vi uno fue el de Mariana, la mamá de Pablo, un amigo de mi barrio que lo había comprado 0 km, allá por el ’94. Para mí era un ‘auto del futuro’, con esa pantalla digital del torpedo, puertas grandes y muy espacioso”, recuerda.

Terminó el secundario en una escuela técnica en la que egresó como Técnico aeronáutico pero nunca ejerció; la vida lo fue llevando por otros lados, corría el 2004 y realizaba tareas de mantenimiento en un shopping, pero en sus tiempos libres “le metía mano” a su primer auto: sí, un Twingo de 1995, color mostaza al que compró con apenas 47 mil km.

“Estaba todo nuevo, hasta las cubiertas Michelin de fábrica, ¡ahí empezó mi locura! Mientras desarmaba alguna cosa pensaba ‘esto no lo tocó nadie, el último que lo puso acá fue un francés en la línea de producción’ Así es que ahí, con esa idea en la cabeza, cada vez que lo armaba lo volvía a poner en la misma posición, cada tornillo en su lugar, tal como cuando lo habían puesto en Francia”, recuerda entre risas.

Cada cosa que le hacía al auto la comenzó a registrar en fotos y a compartir en diferentes grupos de fanáticos del modelo en Facebook. Muchos usuarios le pedían tips y consejos, y él desinteresadamente los compartía. Pasó por varios grupos y tuvo roces con los administradores de algunos, hasta que un día se cansó.

Se pasaba muchas horas respondiendo los mensajes y decidió ponerle punto final. O eso creía. “Le dije a mi mujer que estaba cansado, que hasta ahí había llegado y ella me respondió que esto era lo mío, que es lo que más me gustaba y que debía aprovecharlo”.

El primer paso fue crear el grupo Amigos del Twingo y el segundo -y más importante- patear el tablero y cambiar de oficio.

“Con los años descubrí que me apasionaba la mecánica, ya tenía el grupo, era conocido entre los seguidores y cada tanto hacia algún trabajo de mecánica en mis días libres. Mi trabajo fijo era muy sacrificado, con horarios y francos rotativos, y si bien era algo ‘estable’, hacía 17 años que no tenía vida… Fue difícil tomar la decisión de lanzarme a ser independiente, sin un sueldo asegurado”, confiesa. Hizo el clic y se inscribió en el Instituto Tecnológico de Capacitación Automotriz (del cual hoy es docente) y se capacitó.

Capu atiende Twingos desde 2014 y desde 2016 cuenta con su taller, al que bautizó Capu Garage. Trabaja solo, con la única compañía del mate y la radio, y recibe unidades de todo el país que lo contactan por redes sociales.

Tiene la agenda cubierta de los próximos 45 días y su fiel clientela elige esperar su turno porque sabe que el Dr. Twingo hará lo que corresponda para devolverle la salud a cada auto que recibe, porque como él dice “si bien es un trabajo yo disfuto con cada uno de ellos”.

Todo lo que siempre quiso saber sobre el Twingo

-Capu, ¿qué tiene de especial este modelo que sigue siendo atractivo para mucha gente aun cuando pasaron tantos años?
-Es un auto muy especial, está muy buen diseñado en varios aspectos, desde la habitabilidad hasta su bajo consumo. Todo en él tiene un porqué, todo está en su lugar por una razón.

-Como especialista, ¿qué es lo mejor que tiene?
-Es un auto diseñado para ciudad, un gran porcentaje es vidriado, el interior es muy amplio… Yo mido 1,90 m y “me queda perfecto”, consume muy poco combustible, su funcionamiento es muy confiable, las plazas traseras también son amplias y el asiento trasero es corredizo, así que se puede agrandar el baúl.

-Y apelando a tu sinceridad, ¿cuáles son los puntos débiles y el principal pedido de reparaciones?
–Con el paso de los años se notan falencias en el interior por la calidad de los plásticos; por ejemplo, las rejillas de los parlantes que están a cada lado del torpedo, junto al parabrisas, son muy frágiles por estar expuestas al sol, y al querer sacarlas o tocarlas se rompen. Son elementos que casi no se consiguen y son muy caros. Pasa algo parecido con las perillas de ventilación, las manijas de apertura internas de puertas, las manijas para reclinar los asientos, cosas de uso diario.

Otro punto débil es la “araña” o bastidor que está por debajo del motor, hay muchos casos que se corroen y se parten, pero se consigue nuevo. Del motor hay muy pocas cosas que fallan, por lo general algún actuador o sensor, como el “paso a paso”.

-Duda existencial #1: ¿Se consiguen todos los repuestos?
-¡Sí! Se consigue todo, ¡si no, me muero de hambre! (se ríe). Se consigue todo, salvo alguna cosa puntual. No hay muchos repuestos alternativos así que son originales o chinos, como alguna óptica o faro, pero no es que hay muchas marcas tampoco.

-Duda existencial #2: ¿Son caros los repuestos? ¿Es un auto “barato” de mantener?
–Por ejemplo un amortiguador hoy vale unos $7.000 y tal vez algún amortiguador de otro auto más “común” cueste la mitad. Lo que sí, una vez que ponés algo nuevo no se rompe más, por eso digo que es un auto muy confiable.

-¿Llevás un historial de todas las unidades que atendiste y qué le hiciste a cada uno?
-Sí, tengo un historial de lo que le hice a cada auto con fecha, kms y mantenimiento. Un poco se me fue yendo de las manos por el caudal de trabajo porque hago todo yo solo, desde comprar los repuestos hasta contestar los mensajes de las redes sociales, subir los videos al canal de YouTube (ver acá); así que algunas cosas no quedan registraba más que en las charlas de WhatsApp con los clientes, y en mi Instagram.

-¿Cuál fue la unidad más “extraña” con la que te topaste? Por color, configuración, estado de conservación, etc.
-El más exclusivo fue un Twingo easy (N. de la R. tenía caja manual pero sin pedal de embrague) con apenas 23.000 km. Estaba impecable, ¡hasta tenía olor a nuevo!

-¿Por qué decís que no cualquiera atiende este modelo, qué tiene de particular respecto de otros?
–Sé que muchos mecánicos, o la mayoría, le escapan al Twingo… Yo por ejemplo atiendo muy pocos de la Fase 1, porque cada vez quedan menos; son los que entraron entre 1994 y 1997, tenían el motor 1.2 varillero con inyección monopunto, es decir el Renault 12 pero con inyección. Ese modelo es bastante más complicado de trabajar, más que nada en el motor, donde el escape pasa por debajo de la araña.

Por ejemplo para cambiar la cremallera de la dirección hay que bajar el escape, o el soporte central del motor está junto al motor de arranque, así qué hay que sacarlo para poder cambiarlo, hay varias cosas que están difíciles realmente para acceder e insume mucho tiempo de desarme.

Los del ’98 en adelante son diferentes, aunque no por eso son más sencillos de reparar (se ríe).

-¿Conocés a colegas que hagan lo mismo que vos en otras partes de Argentina y el mundo?
-Que yo sepa en Argentina no hay otro. Hace poco conocí al “Capu” de Brasil, se llama Vitor Quintano, es de San Pablo y su taller es “Oficina do Quintano”. Es curioso porque él también sólo atiende Twingos y su esposa se llama Natalia, ¡como la mía!

-Ahí queríamos ir, ¿es cierto que conociste a tu esposa gracias al Twingo?
(Se ríe) Sí, a mi mujer la conocí en un grupo de Twingos en Facebook. Entró a consultar algo sobre unas perillas de la ventilación y comenzamos a hablar; pasaron varios meses hasta que nos vimos en un encuentro de autos un domingo en Costanera Sur, adonde ella llegó en su Twingo rojo del ’98.

-¿Cuánto sabés del Twingo en Argentina: sabés cuántas unidades ingresaron al país con las diferentes motorizaciones y tipos de equipamiento?
–Motores sólo ingresaron dos tipos: el C3G 1.239 cc, 8v con distribución por cadena, de 55 cv, y el D7F 1.149 cc, 8v con distribución por correa, inyección multipunto y 60 cv.

Respecto a versiones es complicado porque hay casos de unidades “full full” con cierre centralizado, espejos eléctricos y airbag pero sin aire acondicionado. Y hay otros que son base y tienen aire. En cuanto a mecánica hubo muy pocos, diría que un 2%, que trajo barra estabilizadora, ¡y es otro auto!

-¿Y en cuanto al origen?
–Desde 1994 hasta 1999 vinieron de Francia, puede que haya alguna unidad que vino de España entre 1994 y 1995. Desde 2000 y hasta el cese en 2003 fueron importados desde Uruguay: si bien eran franceses se ensamblaron ahí, y es lo que dicen los papeles. Desde Colombia, que fue el otro lugar donde se fabricó hasta 2012, no llegaron nunca.

El dato que tengo confirmado es que únicamente ingresaron 315 con techo corredizo (de tela), un mecanismo manual que es muy simple de operar, y que se preserva muy bien al día de hoy.

-¿Para vos cuál es el “Santo grial” de los Twingos?
-En mi opinión es la versión Privilége que trae tapizados de cuero, llantas de aleación, dirección eléctrica, doble airbag, cierre centralizado, rompe-niebla, y espejos eléctricos con desempañador.

-¿Recomendarías a alguien que se compra un primer auto que se compre uno?
-¡Siempre recomiendo que se compren un Twingo, hasta que no se suben y lo conocen no saben lo que es!

-¿Cuántos tuviste y cuál tenés actualmente?
-Tuve dos: el ’94 que era base, después un 2003 (último año que se vendió en el país) versión Privilége de color rojo cereza con tapizado de cuero color tiza, ¡muy elegante!

Actualmente tengo una Renault Scénic 2009, pero me manejo con Mandy, “una” Twingo 1999 francesa que es full, color naranja, que es de Natalia; pero ella usa la Scénic y yo “la” Twingo.

.