Cuando al año le quedan aún 83 días para Año Nuevo, una de las imágenes que se recordarán de este 2022 es la de un buque humeando en el mar cargado de autos, algunos de ellos muy caros de marcas como Bentley, Porsche o Lamborghini.
Fue en febrero y se trató del “Felicity Ace”, un barco que partió del puerto de Emden, Alemania el 10 de febrero con casi 4000 vehículos del Grupo Volkswagen, que se dirigían desde fábricas en Europa a concesionarios en Norteamérica.
¿Qué pasó? El “Felicity Ace” tenía previsto arribar al puerto de Davisville en Rhode Island, EE.UU el 23 de febrero pero seis días después de haber zarpado, su tripulación informó de un incendio en una de las cubiertas de carga; el barco estaba a unas 90 millas al sudoeste de las islas Azores y a unas 900 millas al oeste de Lisboa, Portugal.
Primero se rescataron a sus 22 tripulantes deando el buque a la deriva y luego, el 25 de febrero -ya con el fuego extinguido- un equipo de salvamento lo abordó con la intención deremolcarlo hacia un puerto seguro. Pero, cuatro días después, el carguero se hundió a unas 230 millas al sur de las Azores.
Desde entonces su estructura yace a unas dos millas de profundidad con su preciada carga que incluía casi 1900 Audi, 1117 Porsche, 561 Volkswagen, 189 Bentley y 85 Lamborghinis… La gran pregunta que subyace es: ¿Qué fue lo que originío el fuego?
Con su hundimiento, el “Felicity Ace” se llevó la respuesta, pero los especialistas no ocultan la posibilidad de que habiando varios autos eléctricos a bordo, ese podría haber sido el motivo de una explosión y un foco ígneo que rápidamente se descontroló.
Cabe destacar que entre su carga había ejemplares de Porsche Taycan, Audi e-tron (122) y Volkswagen ID4 (159), así como varios vehículos híbridos, los que aún son un verdadero misterio para los fabricantes y transportistas, quienes se están acostumbrando a este cambio de paradigma.
“Si bien los vehículos eléctricos son intrínsecamente seguros, representan una diferencia significativa en el perfil de riesgo para los transportistas en comparación con los vehículos tradicionales, y transportarlos puede representar un mayor riesgo para la industria marítima, al menos a corto plazo”, le dijo Rahul Khanna, global jefe de consultoría de riesgos marítimos en Allianz Global Corporate & Specialty, a Automotive News.
Tras lo ocurrido con esta embarcación, el especialista de la compañía de seguros advierte que los transportistas deben cerciorarse de que los vehículos eléctricos que se envíen no se carguen más del 50% (sus baterías) y que estén “adecuadamente asegurados para evitar que se muevan durante el transporte”.
Khana también señaló que es vital que las tripulaciones vigilen de cerca su carga, con inspecciones periódicas y sistemas de detección temprana que incluyen escáneres térmicos, detectores de gas, detectores de calor y humo y cámaras de televisión de circuito cerrado.
El tiempo dirá si lo que ocurrió a inicios de este año es una excepción, un alerta o se repite. Que este antecedente, en el que afortunadamente sólo hubo que lamentar daños materiales (por 250 millones de euros, según las estimaciones), sirva de algo.