Este 1 de marzo de 2023 comienza a regir la actualización de la base imponible sobre la cual los autos que se comercializan en la Argentina deben tributar o no impuestos internos (también conocido como impuesto al lujo, aunque no es tal).
En los últimos tres meses la primera escala afectaba a los modelos cuyo valor al concesionario era de $4.116.520, lo que al público se comercializaba alrededor de $5.800.000.
Ante un escenario de inflación sostenida en el orden promedio del 5% mensual, el gobierno nacional decidió un nuevo ajuste (en este caso del 19%) que lleva esta marca hasta los $4.905.633 (precio mayorista), y cuyo precio al público se ubica en torno a los $7.000.000.
Los modelos que superen ese monto tributarán un 20% en concepto de impuestos internos pero aquellos que superen el valor mayorista de $9.056.552 y de alrededor de $13.000.000 al público), pagarán un 35%.
A pesar de esta actualización se da por descontado que al menos una decena de modelos de distintas marcas quedarán “topeados” (con precios virtualmente justo por debajo de la primera escala) aunque en realidad sí están alcanzados y la forma de pago incluye que se los abone de manera disociada (muchos casos como accesorios o gastos administrativos).
El corrimiento de la base fiscal permitirá además que otros modelos aparezcan con sus valores sincerados.
Cabe recordar que las pick-ups (todas, sin importar origen ni tamaño) no están alcanzadas por este tributo por ser consideradas herramientas de trabajo, mientras que varios vehículos de producción nacional sí sufren esta distorsión perjudicando sus ventas y castigando a sus fabricantes.
