Una polémica se vive en las últimas horas por la llegada al país de una flota de camiones desde China. El vocero presidencial Manuel Adorni comunicó que se trata de una donación por la emergencia del Covid-19 que llegó tarde a nuestro país y que se encuentra en la Aduana: “Agradecemos a Xi Jinping por esta generosa donación y prometemos usarlos… No para el COVID, pero sí para mejores fines”, expresó.
Horas más tarde, la Embajada de China salió a contradecirlo, y mediante un hilo de tweets sostiene algo muy diferente: “Estos camiones son instalaciones logísticas de hospitales móviles de asistencia gratuita de parte del Ministerio de Defensa Nacional de la República Popular China para la Argentina”.
“No tienen nada que ver con los supuestos camiones para enfrentar al COVID que han llegado con cierto atraso. El Ministerio de Defensa del actual gobierno argentino tiene muy claro el propósito de este lote de materiales”, añade en otro mensaje.
Luego el expresidente Alberto Fernández, confirmó que ya había llegado una tanda anteriormente (precisamente durante la pandemia): “Es importante aclarar que el proceso de recepción de dichos camiones se inició durante nuestra gestión, no como parte de un programa específico para enfrentar la pandemia, como falsamente dijo el vocero. Estas donaciones son parte de un intercambio habitual entre los Ministerios de Defensa de China y Argentina, práctica que se ha mantenido constante a lo largo de diferentes administraciones”.
Lo concreto es que el presidente Javier Milei lleva adelante una política más cercana a EE.UU. que a China, e incluso el gobierno desistió de formar parte de los BRICS, algo que había gestionado la administración anterior. La aparición de estos camiones supone cuanto menos una situación incómoda.
Según trascendió, estos equipos deberían haber llegado hace mucho tiempo pero al ser considerado material bélico, la burocracia hizo que quedaran en un limbo, y su arribo se concretó recién ahora, generando esta incertidumbre que bien pudo devenir en un conflicto diplomático.
En los próximos días se conocerán más detalles y se sabrá si estos extraños vehículos pasarán a ser parte del inventario de las Fuerzas Armadas. Y es acá donde subyace un interrogante: ¿Y qué va a pasar cuando alguno de estos camiones se rompa? ¿Hay repuestos?
Camiones chinos de los que no hay, ¿pero hubo?
Apenas algunas fotos fueron las que circularon en las que se ve una serie de camiones blancos, frontales, sin prácticamente identificación alguna ni emblemas. Claramente no hay que ser experto para determinar que son vehículos que no se ven en las calles de nuestro país, pero que -sin embargo- hace mucho se vendieron (aunque con otra marca).
¿De qué marcan son? Las unidades de la polémica son de la marca Hongyan, una firma china con sede en Chongqing, y que es propiedad de Shanghai New Power Automotive Technology, subsidiaria de SAIC.
SAIC es un gigante con mucha historia dentro de la industria automotriz de ese país que mantiene join-venture con automotrices de renombre como Volkswagen y Chevrolet para fabricar sus modelos para el mercado interno. Pero lo más interesante es que Hongyan tiene desde 2005 un acuerdo de cooperación con Iveco (desde 2006 formaron lo que se llama SAIC Iveco Hongyan), por lo que muchos de sus modelos tienen diseño y tecnología de la marca que sí está presente en la Argentina (y que las Fuerzas Armadas usan).
Los vehículos de esta nueva tanda parecen tener cajas, similares a las de los refrigerados, con una cruz roja que indica que se trata de unidades hospitales móviles, y algunos que tienen cisternas para trasladar agua (se habla también de potabilizadoras).
A diferencia de algunas fotos que están circulando en redes que son de plena pandemia, los de esta tanda tienen el emblema de la marca más chico en la parte delantera derecha (mirándolos de frente), mientras que en aquellos el logo estaba en grande sobre la parrilla.
Además, la parte de lo que sería el hospital rodante en aquellos se extendía hacia los laterales y contaban en la parte delantera con un equipo de aire acondicionado, algo que no se ve en esta nueva tanda.
El modelo en cuestión es el Kingkan, que tiene un motor diesel de seis cilindros de 290 hp y que cumple con las normas Euro III. No obstante, no tienen nada de Iveco sino que son de una generación muy anterior y con tecnología conocida por estas tierras.
Se trata de un modelo basado en los camiones Steyr, una firma de origen austríaco cuyo nombre era Steyr-Daimler-Puch y que durante muchos años equipó a fuerzas de seguridad de distintos países. El modelo chino que llegó ahora es similar al Steyr 1291.260 que se importó en la Agentina a fines de los 70 y principios de los 80.
Pertenece a la etapa previa a la conformación de Hongyan (entre 1984 y 2001) cuando la firma era parte de una compañía llamada CNHTC (China National Heavy Truck Company).
Si se observa la cabina, la de la citada marca austríaca es prácticamente la misma con tres columnas de barras longitudinales que perforan el frente; se mantiene inalterable prácticamente desde el año 1978. Actualmente hay miles de camiones Steyr circulando por países como Suiza, Alemania, Países Bajos y Francia cumpliendo diversas tareas.
Si bien no sobran repuestos, y hubiera sido más sencillo que montara un impulsor de la familia Iveco, la mecánica de estos camiones es considerada muy fiel y duradera, y por ende simple de reparar.
Por otra parte, los mecánicos de las Fuerzas Armadas argentinas son conocidos por arreglárselas con pocos elementos y hacer adaptaciones que permitan prolongar la vida útil de sus equipos más allá del tiempo recomendado.
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