Libia: en la búsqueda de Khadafy los rebeldes se encontraron con su Fiat 500 eléctrico

El líder libio Muammar Khadafy parece tener las horas contadas. La crisis institucional y social en la que está envuelto el país que gobierna desde hace más de 40 años lo obligó a huir y ocultarse para no ser asesinado. En la búsqueda del dictador, las denominadas tropas rebeldes ingresaron en diversas mansiones de Khadafy y se repartieron sus riquezas.

El diario italiano Corriere Della Sera publicó hace unos días una foto de la agencia AP en la que se ve a dos rebeldes empujando esforzadamente un particular Fiat 500 verde convertible. Enseguida las dudas sobre sus características y origen comenzaron a aparecer, pero el propio diario encontró las respuestas.

Sin puertas de acceso y con terminaciones de madera y múltiples detalles especialmente pensados para honrar al dictador libio, el 500 es una edición especial por encargo. El diseño, que es obra del carrocero milanés Castagna, no es lo más saliente de esta unidad.

La particularidad mayor radica en que el motor a combustión fue reemplazado por uno eléctrico de 34 Kw (construido por la marca genovesa Ansaldo), el cual le permite alcanzar una autonomía de 260 km y desarrollar una velocidad máxima de 160 km/h.

Packs de baterías de litio se esconden tanto en la parte delantera como trasera, lo cual lo hacen algo pesado. Sin embargo, Corriere Della Sera consigna que este Cinquecento eléctrico fue entregado a su dueño junto con dos gigantescas centrales de energía importadas del doble del tamaño del auto que garantizaban la carga completa en sólo 10 minutos.

La toma de corriente está en el frente, detrás del emblema de África, pero conserva el tanque de combustible. ¿Acaso es un híbrido? No, el combustible es para alimentar el motor del compresor de un potente aire acondicionado, una excentricidad.

Esta rareza costó unos 100.000 euros pero al parecer su precio se duplicó con la unidad de carga rápida. De cualquier modo, la factura fue pagada sin chistar.

Ahora el destino de esta pieza única es incierto. Posiblemente sus nuevos dueños desconozcan su historia y terminen quemándolo en la hoguera como un símbolo de la rebelión. O quizás alguien con mejor intuición logre sacar provecho en algún tipo de subasta. De cualquier modo no deja de ser toda una curiosidad que en un país donde el petróleo parece surgir de cualquier orificio, su máxima autoridad recibiera como regalo un auto eléctrico.

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