En el cierre de la XVIII Conferencia Anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), la presidenta de la Nación, Cristina Fernández aprovechó la presencia de los empresarios más importantes del país, incluidos los de la industria automotriz, para remarcar algunos puntos de lo conseguido en este tiempo (en lo que llama “la década ganada”) y de lo que proyecta de cara a lo que viene.
“¿Quién podía decir en el año 2003 que íbamos a reestructurar una deuda si éramos parias en el mundo?”, preguntó la mandataria en un pasaje de su discurso. “¿Quién podía hablar de que íbamos a recuperar nuestra industria metalmecánica o la industria avícola, por ejemplo, o nuestra industria en materia automotriz…?”, agregó apuntando directamente a esta industria.
“Qué bueno es señalar, somos muy importantes, junto con Brasil, en la industria automotriz, pero también tenemos que asumir que todas las automotrices son extranjeras, por lo cual nuestro deber, tanto Brasil como Argentina, es fortalecer a los proveedores de esas automotrices porque allí está la verdadera industria nacional brasilera y argentina. Todas las filiales automotrices son terminales extranjeras”, sostuvo.
“Diría alguien y me corregiría, no señora, son sociedades argentinas, empresas argentinas con accionistas extranjeros. Muy lindo todo, pero las utilidades las remesan todos los años. Son empresas argentinas”, arremetió.
La presidenta, tal su costumbre, aportó datos y cifras (especificó que de la década pasada a la actual, el giro de ganancias a las casas matrices subió a los u$s 41.000 millones, un 1,7% del PBI) algo que -según consigna el diario Cronista– provocó cierta preocupación en los empresarios, quienes imaginan que comenzarán a ser más controlados por parte del gobierno.
El mencionado diario, cita (sin nombre) a uno de los presentes que habría esbozado sorprendido un concepto compartido por sus pares: “Cuando le vamos a anunciar inversiones, se le cae la baba ¿y ahora nos mata?”.
Brasil pidió “superar todo tipo de trabas”
La presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff acaparó la atención de todos, quienes no quisieron perderse su discurso como invitada especial, en el cual presionó sutilmente a eliminar las trabas al comercio bilateral.
“La integración depende de nosotros, de nuestra predisposición para superar todos los obstáculos y desafíos que se interponen en nuestro camino de integración”, dijo la mandataria brasileña. “Sin duda alguna debemos superar los desequilibrios comerciales entre ambos países”, expresó antes de remarcar que “para nuestra integración, tenemos que construir un verdadero canal de crédito”.
Las palabras de Rousseff tenían como objetivo revertir las trabas a las importaciones que dificultaron la entrada de productos brasileños al mercado argentino y que se comprobó que fueron sustituidas por productos chinos. “No es posible negar el impacto adverso de las restricciones administrativas sobre el intercambio bilateral, como lo reflejan los números de 2012”, enfatizó Dilma y agregó que a pesar de que existe una realidad internacional desfavorable, esto “no puede llevar a una situación de desvío del comercio recíproco en beneficio de socios extra regionales y en detrimento de nuestra integración”.
Los representantes de la UIA suscribieron el discurso y aplaudieron a la presidenta del país vecino como muestra clara de que esta situación debe revertirse de cara a 2013, donde ya se anticipa que nuevamente la industria automotriz será un pilar clave para sostener la economía local.