Fueron casi 1.500 km al mando del Nuevo Renault Fluence en los que comprobamos, una vez más, la calidad de un producto argentino a la altura no sólo de la región sino de otros competidores de mercados extranjeros. Con esto, de alguna forma, anticipamos un veredicto favorable como no acostumbramos a hacer, quizá motivados por considerar que el modelo del rombo merecía mejor suerte en un segmento muy disputado y liderado desde hace varios años por el Toyota Corolla, consolidado con justicia por su confiabilidad.
No casualmente en su lanzamiento, Laurent Diot, responsable de marketing de Renault Argentina, afirmó que el objetivo con el nuevo Fluence es liderar el segmento C nacional, con el foco puesto en un armado distinto de la gama y en la posventa (leer entrevista). Desde nuestro lugar insistimos que no hay mejor comprobación que un test drive para sacar mejores conclusiones.
A bordo
Tomamos contacto con la versión tope, la Privilége CVT en su exclusivo color Negro Amatista, tan particular por modificarse a la luz sol, mostrando tonos violáceos.
Se trata de la renovada propuesta tri-cuerpo en este caso con tapizados, volante e interiores de puerta en cuero; los detalles cromados realzan el logrado diseño de tablero, consola y puertas, confiriéndole un estilo elegante sin caer en la sobriedad.
La presencia del techo solar es algo para mencionar porque le aporta luminosidad al habitáculo, y en combinación con los tonos claros lo hacen ver aún más amplio. Los plásticos son de buena calidad pero son aún mejores sus terminaciones y encastres que aseguran una buena insonorización, sin presencia de “grillos”.
En la plancha, que es inyectada y de diseño atractivo, sobresale el sistema multimedia R-Link que consiste en una pantalla táctil de 7″ que muestra las funciones del equipo de sonido, del navegador satelital y de la cámara de retroceso. Se puede conectar el celular y otros dispositivos por Bluetooth, acepta comandos de voz y permite reproducir fotos y videos (también vía USB, entrada auxiliar o tarjeta SD, que aporta los mapas para el GPS).
Otros diferenciales de tecnología que sobresalen en el Fluence (y por el segmento en el que participa) son el acceso y el arranque sin llave, los sensores de estacionamiento delantero y trasero, los sensores de lluvia y crepuscular, los espejos que se pliegan automáticamente al cerrar las puertas, y las salidas de aire traseras del climatizador.
El espacio en las plazas traseras es muy bueno para tres pasajeros adultos, todos cuentan con apoya-cabezas y cinturón de tres puntos, así como ganchos ISOFIX para sillas de niños. La plaza central es algo más incómoda por la presencia del túnel central y por ofrecer un apoya-brazos rebatible con posa-vasos.
Un punto a destacar es su baúl, no sólo por la capacidad volumétrica que ostenta y que alcanza los 530 litros (el mayor en su clase), sino también por la amplia boca de acceso, su piso plano y la distancia entre los pasa-ruedas. Sólo queda por mejorar las bisagras que, al no ser del tipo pantógrafo, ocupan espacio y pueden llegar a dificultar la disposición del equipaje (nos pasó).
Por debajo del piso se guarda el neumático de auxilio que, si bien no es temporal, es de menor tamaño y con llanta de chapa; en este caso un Pirelli P7 en medida 205/65 R15.
El equipamiento de seguridad es muy completo e incluye 6 airbags, Control de Tracción (ASR) y de Estabilidad (ESP), frenos con ABS con repartidor electrónico (EBD) y asistencia en urgencia (AFU), luces diurnas de LED y faros anti-niebla delanteros y traseros (no viene con proyectores de xenón).
Al volante
El volante del Fluence ofrece un muy buen grip y una regulación en altura y profundidad que garantiza una perfecta posición de manejo, a pesar de que la butaca sólo se regula manualmente. Y si hablamos de los asientos tienen una buena sujeción lateral, con textura agradable al tacto y un diseño acorde.
Por su parte, la visibilidad hacia atrás es algo limitada por la pronunciada caída de la luneta, mientras que los espejos retrovisores externos tienen un tamaño algo ajustado.
Todo está al alcance de la mano, salvo la pantalla que queda algo lejana y obliga a estirar el brazo derecho para operarla (como cuando se quiere ingresar el nombre de una calle en el navegador TomTom).
El comportamiento dinámico es impecable, es un sedán que se muestra firme en toda condición, y que combina un buen andar en ciudad, en caminos con piso de mala calidad y en ruta, donde se disfruta plenamente sin ser brioso.
El motor naftero M4R de 2 litros demuestra ser ágil para este vehículo de 1.257 kg, con una potencia más que aceptable de 143 cv a 6.000 rpm. Y a pesar de que el torque máximo de 195 Nm/rpm aparece recién a las 3.700 rpm su respuesta a bajo régimen es más que satisfactorio, aún con esta propuesta de caja automática.
La CVT, vale recordar, es una caja que permite un accionamiento simple y sereno, con un pasaje imperceptible de sus 6 marchas. Si bien cuenta con la alternativa de un pasaje manual, del tipo secuencial, le sentaría muy bien sumar levas al volante para darle un toque de deportividad.
A 130 km/h el motor viaja relajado a un régimen de 2.800 rpm y acusa un consumo de 11,2 km/l con una buena insonorización del impulsor y sin registrar ingresos de aire. En tanto a 100 km/h las revoluciones descienden hasta las 2.200 rpm, y el consumo alcanza los 14,4 km/l.
A lo largo del contacto, combinando mayormente ruta con ciudad, el consumo de combustible que mostró la computadora de abordo fue de 8,9 km/l.
Como anticipamos en nuestro Twitter @cosasdeautos, el primer tanque (de 60 litros de capacidad) nos permitió recorrer 525 km en uso mixto, cifra que podría haber sido aún mayor si nos proponíamos un manejo “ecológico”.
Simplemente lo que hicimos fue usarlo unos pocos km en Buenos Aires y luego tomar la Autovía 2 rumbo a la ciudad de Mar del Plata y de ahí a Sierra de los Padres, estirando el momento de la carga de combustible lo más posible.
En los diez días de contacto corroboramos que tanto la dirección eléctrica como los frenos son dos puntos salientes de este Nuevo Fluence, al que se suman las llantas de aleación y las muy buenas cubiertas Continental ContiPremiumContact 2 en la medida 205/55 R17.
Lejos de lo que pensábamos en la previa, el despeje es adecuado para la ciudad e incluso en caminos de tierra, donde comprobamos que sortea lomos de burro y cunetas pronunciadas sin roces.
Lo que menos nos gustó fue que la butaca no cuenta con regulaciones eléctricas ni ajuste lumbar (sobre todo tratándose de la versión más full), que la pantalla del R-Link no se pliega o guarda, que el control de velocidad crucero se ubica entre las butacas delanteras (lo preferimos al volante), y que el apoyabrazos central podría ser de mayor tamaño (y regulable en altura y profundidad).
Conclusión
Convertir al Nuevo Fluence en el sedán del segmento C más vendido de entre los que se producen en el país no es una tarea simple por los competidores que tiene enfrente (Ford Focus, Peugeot 408 y Citroën 4 Lounge) pero a juzgar por las armas con las que cuenta, tampoco es imposible.
Cuenta con un buen conjunto motor (distribución por cadena) y caja, un diseño atractivo, un completo equipamiento de tecnología, y una dotación de seguridad que -según la versión- supera la media del mercado.
La marca del rombo deberá aprovechar estos tiempos convulsionados para atraer las miradas sobre este producto que, debido a la coyuntura y las reglas del mercado, ya es el reemplazante lógico del Mégane tri-cuerpo.
Quien le dé una chance al Fluence seguramente se sorprenderá por lo que este modelo tiene para ofrecer, sobre todo considerando la amplia variedad de versiones (son doce) y las opciones de motorización (hay también un 1.6 de 110 cv).
La versión que probamos tenía, al momento del test, un precio de $274.900, con una garantía de 3 años o 100 mil km.
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DISEÑO
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MECÁNICA
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SEGURIDAD
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EQUIPAMIENTO
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COMODIDAD