Brasil, una preocupación para la industria automotriz argentina

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em>Por Dante Sica (*)

El desempeño de la economía brasileña no permite ser optimistas respecto de los efectos en la economía local. El progresivo deterioro en los fundamentos macroeconómicos del principal destino de nuestra producción de bienes industriales, pero en especial de automotores, aleja cualquier expectativa de recuperación del mercado y de las exportaciones argentinas en este segmento.

Planta de PSA de El Palomar

A la agudización del entorno recesivo –se espera una caída mayor al 3% del PIB este año y de 2% el próximo-, se suma la crisis política y las indefiniciones en relación al ajuste fiscal, que extienden la crisis de confianza de empresarios y consumidores, hoy en niveles mínimos históricos, profundizando la desvalorización del real y deprimiendo la intención de consumo e inversión en la mayor economía de Sudamérica. En este contexto, las ventas a nuestro principal socio comercial sufrirán este año una significativa caída -se reducirán en 100 mil unidades-, retrocediendo a los niveles alcanzados en 2007.

A nivel local tampoco se avizora un escenario favorable para la industria. El Gobierno que asuma a partir del 10 de diciembre deberá enfrentar importantes desafíos en el cortísimo plazo. Entre más y menos urgentes, la suma de las correcciones cambiaria, fiscal y monetaria a aplicar configura un escenario de probable recesión durante el primer semestre del año 2016, que podría extenderse hasta el tercer trimestre. Dependiendo de la pericia en cuanto al manejo técnico y político/social de los cambios macroeconómicos, podría esperarse una recuperación de la actividad hacia el final del año próximo, traccionada principalmente por la inversión. Este escenario evidentemente no es favorable para el consumo interno de bienes durables en el corto plazo.

Sin embargo, en el sector automotor se entiende que parte del ajuste del mercado ya se ha realizado a través de las limitaciones de oferta, que impactaron sobre los precios y han dejado demanda insatisfecha. En base a la sensibilidad o capacidad de respuesta histórica del sector en función del PBI en dólares, puede estimarse que los fundamentos económicos en 2015 hubieran permitido un mercado de unas 700 mil unidades versus las 635 mil con que cerrará el año.

En este sentido, el traslado de la devaluación a los precios de los vehículos debería ser menos sensible que en devaluaciones anteriores. Por un lado, los precios ya se han acomodado parcialmente hacia un tipo de cambio más alto, en vistas a la menor oferta y la expectativa de un mayor precio de reposición de los stocks. Por otro lado, los costos y precios en dólares en Brasil se han derrumbado, lo que ejercerá presión a la baja a los precios en dólares también en el mercado argentino. De todas maneras, se espera que el poder de compra de la masa salarial sobre automotores resulte afectado el año próximo.

Fábrica de Santa Isabel de Renault

La provincia de Córdoba, de significativa participación en la estructura automotriz nacional, recibiría parte importante del impacto. A su vez, lo anterior se amplifica dada la relevancia del mercado brasileño en las ventas de las terminales cordobesas. Y el efecto se extiende a la totalidad de la cadena productiva, proveedores incluidos.

En este contexto de coyuntura desfavorable en Argentina y Brasil, el desafío de las empresas automotrices para los próximos años será el de lograr una mayor diversificación de sus mercados de exportación, reduciendo su dependencia del bloque, para lo cual deberán fortalecer necesariamente sus capacidades competitivas y trabajar, en conjunto con el sector público, en la consecución y consolidación de nuevos destinos.

(*) Director de la consultora ABECEB, asesor para la industria automotriz en Argentina y Brasil y ex-secretario de Industria, Comercio y Minería de la Argentina. Columna de opinión publicada en Abeceb.com

Sobre el Autor

Periodista desde 1994 y amante de los autos de toda la vida. En 2006 le di forma a este blog. ¿Más datos? Clic en la casita ->

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