Dan Ammann, presidente mundial de General Motors, encendió la alarma en Brasil con declaraciones muy fuertes vinculadas a la posibilidad de cancelar las inversiones previstas de 6,5 billones de reales anunciados hasta 2019 si no hay cambios políticos y económicos en el país vecino.
“Tengo esperanzas de ver señales de avances políticos y económicos en los próximos 6 a 12 meses, lo que nos va a permitir seguir el curso de la inversión planeada”, de lo contrario, “vamos a evaluar”, advirtió en declaraciones reproducidas por el el diario O Estadão.
Ante un escenario de incertidumbre que tiene paralizada la economía brasileña y en jaque al gobierno de Dilma Rousseff, GM teme que la reactivación no sea rápida y por eso mete presión. “Estamos aquí hace 91 años y estamos acostumbrados a ciclos de altas y bajas en Brasil y en Sudamérica, pero lo que ahora nos preocupa es que no pueda haber una solución en los próximos tres años”, dijo Ammann tras su visita a Brasil de martes y miércoles pasados.
El ejecutivo, que reporta a la número uno de GM, Mary Barra, recordó que el nuevo paquete de inversión comenzará a ser efectivamente aplicado en 2017, lo que da tiempo para aprobar su cancelación, dice O Estadão. “Dividimos nuestras responsabilidades con los accionistas y cualquier inversión tiene que ser aprobada a la luz de un retorno”, agregó Barry Engle, presidente de GM Sudamérica.
Máxima presión
En lo que apunta a ser una fuerte presión sobre Rousseff, Engle dijo que el cambio “depende del pueblo brasileño”. “Se necesita urgentemente una revisión de impuestos y reformas fiscales, laborales y de regulación. Brasil es terriblemente no competitivo”, advirtió.
“La cuestión más importante es saber cuándo veremos la estabilidad de crear una situación que nos permite continuar con nuestras inversiones”, dijo Ammann. “Estamos preocupados porque el entorno es inestable y no hay previsión para los próximos años”, agregó. Y Argentina apareció como ejemplo de cambio: “El país ha demostrado cómo la situación puede cambiar rápidamente con una dirección correcta en la economía”.
¿Recién ahora GM se da cuenta de lo que ocurre en Brasil? Resulta extraño que fue el propio Ammann, en julio de 2015, quien le anunció a Rousseff la millonaria inversión para desarrollar nuevos modelos de vehículos, cuando el mercado brasileño ya caía un 20% interanual. Aunque la situación lejos de mejorar, empeoró y en enero la retracción en ventas fue la peor en más de una década.
Brasil se preparaba hasta hace poco -señala O Estadão- para un mercado de casi 5 millones de unidades. En 2012 se vendieron 3,8 millones de unidades (contabilizando transporte pesado) y desde ahí empezó la caída. En 2015 se vendieron 2,6 millones de vehículos. Y mientras la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (ANFAVEA) proyecta una cifra de 2,37 millones para 2016, GM habla de 2 millones para este año.
GM en Brasil
General Motors es la automotriz con mayor presencia en Brasil: tiene tres plantas de autos que son Sao Caetano do Sul, Sao José dos Campos y Gravataí, y dos de componentes que son Joinville y Mogi das Cruzes. Al ser consultado acerca de la posibilidad de la desactivación de alguna de ellas, Ammann dijo que es “muy temprano para decidir eso”.
“Mantenemos la visión de que, en el largo plazo, existe un gran potencial de mercado en Brasil, pero es preciso un gran cambio para llegar a ese potencial”, enfatizó.