La Cámara del Comercio Automotor (CCA) cumple 66 años desde su creación en medio de un escenario más que complejo. Sin embargo, su presidente Alberto Príncipe es optimista por naturaleza y resalta también este momento com una buena oportunidad.
Príncipe, de 77 años, ingresó en la CCA hace 45 años y la preside desde hace 12. Con él dialogamos sobre la historia de la entidad y el presente del negocio de la comercialización del auto usado.
-Nunca hubieran imaginado celebrar un nuevo aniversario en un contexto com el actual, ¿no?
-En absoluto, esto fue impensado pero acá estamos. Seguimos trabajando y priorizando la salud que es lo más importante y apostando a que esto también pase.
-Tu padre fue uno de los fundadores de la CCA, ¿qué objetivos buscaban allá por 1954?
–Ser una voz para representar al sector, algo que no existía hasta ese momento y que demandó mucho esfuerzo lograr. Hubo que salir a hacer publicidad en radio y diarios de la época para contar qué era la CCA y qué se buscaba.
En aquellos años era usual comprar un auto en una provincia y luego enterarse de que estaba prendado en otra, para lo cual se trabajó en la creación de un registro único nacional de prendas. Hoy con la informatización y la tecnología parece algo sencillo pero en su momento no se disponía de los medios.
Marcos Victorica, primer presidente de la CCA, comentaba que los primeros años de la institución fueron muy duros, ya que se trataba de conseguir asociados a fuerza de que tomasen conciencia de la importancia de formar un frente común. Hoy la Cámara cuenta con 12 mil inscriptos a lo largo del país, y tiene además la presidencia y la secretaría de la Federación de Asociaciones y Cámaras del Comercio Automotor de la República Argentina.
-¿Cuáles son los roles más destacados de la actual CCA?
-Hoy somos referentes del sector, con diálogo permanente y directo con los diferentes gobiernos e interlocutores, representando la voz de los asociados. Nuestra lista de precios -además- está considerada la mejor y es tomada como fuente de consulta por diferentes actores.
Por otro lado, llevamos adelante un centro de formación y enseñanza en el que brindamos el curso de mandatario automotor con más de mil inscriptos, y que ni esta pandemia impidió que siguiéramos dictando porque pasamos a la modalidad de aulas virtuales. Lo mismo sucedió con las capacitaciones vía Zoom.
-En lo personal llevás 12 años al frente de la CCA y probablemente seguirás algunos años más, ¿cómo te gustaría que recuerden tu paso por la entidad?
–Creo que en nuestra etapa hemos consolidado una transformación tecnológica, la CCA vive un aggiornamiento en ese sentido que está a la vista. Hoy sin ese cambio no se podría operar, esta pandemia nos confirmó que las operaciones y el contacto con los clientes va por ese lado.
-Los concesionarios suelen ser empresas familiares. ¿Cómo ves el rol de los más jóvenes para una futura renovación?
-Es imprescindible su aporte, ya estamos trabajando con las nuevas generaciones. Me gustaría que quien me suceda sea alguien joven con energías renovadas pero también veo que hoy cuesta encontrar gente con compromiso, que entiendan que dedicarse a esto no es beneficio propio sino por un bien común.
Con las nuevas generaciones hay que trabajar en algo que yo creo que podríamos denominar “vocación”, hoy no está tan claro eso.
-Hace unos meses nos decías que si el aislamiento por la pandemia se extendía, la crisis del sector iba a ser peor que la de 2001. ¿Se llegó a eso?
-No pero porque en el interior del país el impacto fue menor; en las provincias se fueron dando aperturas y la actividad logró reactivarse y fruto de eso son las cifras que les compartimos mensualmente.
-¿Si se hubiera reactivado de la misma forma en todo el país podríamos estar hablando de cifras mucho mejores?
–Estaríamos ante cifras iguales a las del año pasado, no tengo dudas.
-Para quien tuvo la posibilidad de ahorrar o cuenta con algunos dólares para invertir, ¿es un buen momento para comprar un usado?
-Sin dudas. Y no sólo de comprar un usado sino también un 0 km. Yo digo que es la mejor oportunidad para comprar un auto después de muchos años.
-¿La problemática sigue siendo la falta de stock?
-Sí, porque quedan pocas unidades, muchas de las cuales provienen del mercado del 0 km que también sufre este momento; por otro lado, muchos que ya no pueden sostener los gastos de patente y seguro de sus vehículos los dejan en consignación para venderlos. Lo peor del caso es que no sabemos cuándo esa gente podrá volver a subirse a un auto.
La otra problemática es la baja o nula rentabilidad, porque a pesar de que las estructuras de los concesionarios de usados suelen ser chicas -aunque algunas son más grandes que las de concesionarios de 0 km- hoy están trabajando apenas para pagar los gastos de operación y no bajar las persianas para siempre.
-Todo indica que este año no habrá la clásica cena de fin de año de la CCA…
-No, y es una pena porque es un momento distendido en el que nos reunimos a celebrar el cierre del año. No obstante algo vamos a intentar hacer, adaptándonos a este momento que nos toca atravesar.
Es por eso que hoy, en el aniversario 66 de la Cámara del Comercio Automotor, me gustaría saludar a todos los asociados y compartir con ellos mis deseos de que este sufrimiento se termine lo antes posible. Ojalá que toda la gente pueda retomar pronto sus actividades porque cuando eso suceda, los negocios de todos se van a reacomodar. Cuando hay trabajo todo se recupera, la gente cuenta con dinero en el bolsillo y la rueda comienza nuevamente a girar.
Un poco de historia
La CCA fue creada el 15 de septiembre de 1954, tiempo después del cierre de la importaciones, con lo cual se había extinguido un ciclo a través del cual la negociación de esta clase de mercadería tenía características especiales. El ingreso al país de vehículos se realizaba en la forma más diversa, y los comerciantes tenían que efectuar “proezas” para abastecerse del elemento vital de sus negocios.
Por otra parte, la vida institucional del país, en sus aspectos administrativos, legislativos y judiciales, estaba afectada por cambios que creaban dificultades en las más diversas transacciones. En este contexto, el comercio automotor se vio en la necesidad de aplicar una serie de mecanismos de protección, desde el punto legal que, a la vez, brindasen jerarquía a esta actividad y resguardasen la honestidad de los procedimientos.
A lo largo de estos años se alternaron en la presidencia: Marcos Victorica; Rodolfo Rivero Haedo; Jorge Denegri Saenz; José María Millet; Carlos Pieres; César Ignacio Reyes; Francisco Villar; Enrique Viel; Guillermo Dietrich y Alberto Príncipe.