El fin de semana aproveché para ir al cine con mi esposa y atraídos por los antecedentes del director y el actor principal nos decidimos por “Mi otro yo” (La doublure). Debo reconocer que se trata de una comedia francesa más, lejos de “El Placard” o “El restaurant”, y que las tres estrellas de la crítica de La Nación le caen más que bien. Sin embargo, para mi sorpresa, en la peli hay un desfile interminable de súper autos que me mantuvo bien atento.
¿No me creen? En la primera escena aparecen nada menos que una Ferrari 360 Spider convertible (en la foto) y un Porsche 911 cabrio. ¿Qué exagero? La protagonista es una modelo que maneja un Porsche Cayenne S y cuando la hacen cambiar de auto se sube a un Audi TT noir. ¿Más? La esposa engañada anda con chofer en un BMW 730d. ¿No es suficiente? El marido infiel es un empresario que es llevado por dos guardaespaldas en un Renault Vel Satis. ¿Si queda algo? Una segunda modelo aparece en escena con una Maserati Coupé mientras que el abogado del empresario tiene un modesto Peugeot 607.
Mientras tanto, la pareja “loser” (pero honrada, claro) anda en un Peugeot 205 (el) y un Renault Clio 2 (ella). Pero como él trabaja de voiturier (valet parking) de un exclusivo restaurant parisino, hay un desfile de autos lujosos entre los que se cuentan un BMW 6 Coupé, un Mercedes-Benz S-Klasse y un Mini Cooper cabrio.
En síntesis, 85 minutos de comedia previsible en la que, una vez más, los autos aportaron lo suyo a la historia. Al igual que las kilométricas piernas de la protagonista, claro.
2 comentarios
Se podria decir que llenan el vacio de la pelicula con una serie de autos impresionantes?
O los utilizan para tapar el argumento mediocre?
Duríiiiiiiiiiiiiiiisimo!