Cruzada para cruzar

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Senda peatonal o Paso cebra

Desde muy chico tuve la posibilidad de conocer la ciudad uruguaya de Colonia pero no fue hasta hace unos diez años que tomé conciencia del respeto que los automovilistas charrúas tienen por las sendas peatonales. Lo atribuí a una curiosidad de una ciudad chica y no le di importancia.
Hace dos años, de vacaciones por Europa, quedé realmente sorprendido cómo en una ciudad grande como Madrid ocurría lo mismo. Y ahí corroboré que los “cuadrados” somos nosotros y los “piolas” son ellos.
La semana pasada me sucedió lo mismo con los “pasos cebra” de Santiago de Chile, y debo reconocer que casi que me molestó. ¿Por qué del otro lado de la cordillera sí y de esta lado no? Por educación, es simple. Educación vial y educación en general.
De un tiempo a esta parte me propuse encarar mi propia cruzada (nunca mejor empleado el término) de respeto de sendas peatonales, tanto como automovilista como peatón. Los invito a hacer lo mismo y que comprueben la satisfacción que genera ver la cara sorprendida de la gente cuando uno le cede el paso. Muchas personas me lo han agracedido con gestos, con ademanes, con palabras; si supieran que no hay nada para agradecer, ¿no? Estoy convencido de que es contagioso, porque cuando ellos se pongan detrás del volante muy posiblemente me imitarán.
También tiene un sabor especial soportar estoicamente los bocinazos de los autos que me preceden, sobre todo de los taxis. Porque cuando se dan cuenta del motivo no tienen nada para decirme.
Como peatón es más arriesgado, porque no sé qué momento voy a ser levantado por el aire y llevado “a pasear” en el capó de un auto o el paragolpes de un camión, pero creo vale la pena intentar modificar algo de lo que me rodea. ¿Ustedes qué piensan?

Sobre el Autor

Periodista desde 1994 y amante de los autos de toda la vida. En 2006 le di forma a este blog. ¿Más datos? Clic en la casita ->

4 comentarios

  1. Yo hace un tiempo que también me he venido sumando a la movida “El Peatón primero”…
    todo comenzo frenando “antes” que la senda marcada… con lo cual le da al peaton el indescriptible placer de cruzar en linea recta, sin mirar si lo pisa un auto que viene por la otra calle.
    Quiero comentar también que una vez de esta forma esperando frente a una senda peatonal en un semáforo en rojo, un “vivo” se me cruzo por el costado y paro adelante…
    Tantas ganas tenia de estar en ese momento manejando una estanciera, y pasarle por el costado haciendo una pequeña marquita… pero bueno… no hay que rebajarse no?

  2. Me sumo a esta cruzada! Como el autor de este blog sabe, soy uno de los privilegiados que pueden cruzar por un paso cebra tranquilo, justamente porque estoy “del otro lado” de los Andes.
    Yo hace algunos años que soy un pobre peatón. PEro debo decir con orgullo que en mis épocas de automovilista fui uno de los pocos, quizá uno de los precursores, que le daba paso a los peatones. Siempre. Y como bien dijo Cutu era tan grande la satisfacción de ver la sorpresa de los peatones como la de excuchar los bocinazos de los ignorantes analfabestos que tenía parados atrás!
    Hoy, como peatón, y desde que recobré esta forma humanoide de homocaminantis, continúo con mi campaña, pero con lso pies en la tierra, literalmente. Incluso, muchas veces arriesgandome a una rotura de ligamentos anteriores cruzados por un certero golpe de parachoques. Pero también es muy satisfactorio hacer frenar un 168 que viene doblando por Virrey del Pino para tomar Cabildo y mirar al fercho de reojo con cara de “negrito, frená porque sabés que si em tocás vas en naca”. JA! he dicho!. Abrazo trasandino mi amigo Cutuli!!!!!!

  3. Muy bien por la cruzada! Son de esos gestos cotidianos que no cuestan nada y que hacen la vida un poco más agradable. Eso sí, como peatones, por favor no tomen el ejemplo de aquellos que se toman tres minutos para caminar cinco metros como para demostrarte que te está haciendo cumplir tu obligación de conductor mientras se atasca toda la ciudad. Lo digo por el caso español…

  4. Una cruzada muy noble.
    Como peatón puedo afirmar que se siente mucha satisfacción cuando un automovilista cede el paso. Quizá si cada uno pone su grano de arena (también reconozcamos la falta de educación de los peatones) las cosas puedan cambiar.
    Adelante con la propuesta (pero mirando a los costados/atras por si acaso!)

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